Entre las consecuencias que han tenido las elecciones municipales y autonómicas del pasado domingo destaca el hundimiento de los partidos que, en la anterior década, rompieron el modelo bipartidista imperante desde el inicio de la actual etapa democrática. Podemos y Ciudadanos afirmaron entonces que llegaban a las instituciones para cambiar la forma de hacer política. Tras las elecciones del 28M, Podemos se ha convertido en una fuerza residual -no muy diferente a lo que también les ha ocurrido a sus marcas regionales: Comuns, Compromís, Mareas...- y Ciudadanos ha perdido la ya menguada representación institucional que le quedaba.
La líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, anunció este jueves que abandonaba la política, siguiendo el camino que su predecesor, Albert Rivera, emprendió en 2019. Por su parte, Podemos vivió la salida de Pablo Iglesias tras sus malos resultados en Madrid en 2021, mientras que sus sucesores -Belarra, Montero, Echenique...- no han podido frenar la sangría de votos que este 28M les ha sumido en una situación de gran precariedad, con la pérdida de importantes cotas de poder en ayuntamientos y autonomías.
En este mismo ámbito, el viernes, el ministro Alberto Garzón anunció que no concurrirá a las elecciones generales del próximo mes y señaló que dedicaría su acción política a apoyar el proyecto Sumar de Yolanda Díaz, un proyecto aún en ciernes que pretende ser refugio para votantes a la izquierda del PSOE. El problema, sin embargo, es que Sumar podría no ser más de lo que ya fue en su día Izquierda Unida.
Así las cosas, y con el permiso de Vox -formación aún emergente y con nulo desgaste por su escasa presencia en gobiernos e instituciones-, el bipartidismo vuelve a ganar enteros. Los electores vuelven a elegir a PP y a PSOE como referentes, aunque este último, y en función de los resultados del 28J, podría sufrir aún un paso del desierto que le reste peso en las administraciones.
En todo caso, se trata de los dos partidos con mayor implantación territorial, habiendo disfrutado alternativamente de la confianza mayoritaria de los ciudadanos; un bipartidismo que no es ni mejor ni peor que la fragmentación que supuso la llegada de Ciudadanos y Podemos, pero que sí hace que todo sea más sencillo, sobre todo si postulados reformadores de aquellos que llegaron para cambiar la política ya han sido incorporados en los planes de PP y PSOE.
Suscríbase aquí gratis a nuestro boletín diario. Síganos en Twitter, Facebook, Instagram y TikTok. Toda la actualidad de Mallorca en mallorcadiario.com.