Este proyecto pionero apuesta por una regeneración activa del medio marino a través de estructuras sumergidas elaboradas con materiales diseñados para integrarse progresivamente en el entorno y fomentar la biodiversidad. Su objetivo no es solo restaurar ecosistemas dañados, sino también demostrar que es posible una convivencia armónica entre el turismo y la salud del mar, uno de los activos más valiosos del archipiélago.
PRESIÓN HUMANA Y DEGRADACIÓN AMBIENTAL
La economía azul balear representa más del 18 por ciento del Valor Añadido Bruto (VAB) autonómico, una cifra superior a la media estatal. Sin embargo, este peso económico va acompañado de una presión considerable sobre los ecosistemas costeros y submarinos. También del deterioro de hábitats fundamentales como las praderas de posidonia, que cumplen un papel clave en la oxigenación del agua, la protección de la línea de costa y la reproducción de múltiples especies.
Prácticas como el fondeo ilegal o el uso indiscriminado de bloques de hormigón ('morts d’amarrament') para el amarre de embarcaciones dañan de forma irreversible el fondo marino. Una sola ancla puede destruir años —incluso siglos— de crecimiento de posidonia. Frente a esta realidad, el proyecto de Ona Futura parte de una visión transformadora: utilizar el propio entorno como aliado en la regeneración marina, mediante materiales diseñados para fomentar la colonización biológica y actuar como semilla de vida submarina.
MATERIALES REGENERATIVOS
El núcleo del proyecto se basa en el desarrollo de materiales sostenibles, disgregables en el tiempo (entre 10 y 100 años), que puedan ser colonizados por organismos marinos y, con el tiempo, integrarse plenamente en el ecosistema. De una selección inicial de 30 compuestos, se han escogido siete por su idoneidad ecológica. Estos materiales serán sometidos a un proceso experimental de tres años para evaluar su eficacia.
Las pruebas se llevarán a cabo con dos tipos de estructuras: lingotes de 20x10x5 cm y cubos de 10x10x10 cm, ambos con una cara lisa y otra rugosa para estudiar cómo diferentes texturas influyen en el proceso de colonización por microorganismos y organismos sèssils (organismos fijos al sustrato, como esponjas, corales o algas). Estas estructuras se colocarán en zonas controladas del puerto de Palma, fuera de rutas de navegación, para permitir un seguimiento científico riguroso.
ENFOQUE CIENTÍFICO MULTIDISCIPLINAR
Una de las grandes innovaciones del proyecto es su enfoque científico multidisciplinar, que combina biotecnología marina, genética, microbiología y análisis económico. Las muestras obtenidas de las estructuras serán analizadas mediante técnicas de cultivo y metagenómica —en particular, la secuenciación del gen ARNr 16S— para identificar los microorganismos presentes y su función ecológica. Este enfoque permite una comprensión profunda de los procesos de colonización biológica y la creación de nuevas cadenas tróficas.
Además, se comparará el rendimiento ecológico y el coste de estos materiales con el hormigón convencional, evaluando no solo su impacto ambiental sino también su viabilidad económica a medio y largo plazo. La meta es impulsar un modelo de economía circular marina que transforme residuos y estructuras inertes en nuevos ecosistemas vivos.
APLICACIONES PRÁCTICAS: PUERTOS, FONDEOS Y POSIDONIA
La utilidad de estas soluciones va más allá de la experimentación científica. Las estructuras regenerativas podrían emplearse para cubrir muros portuarios, crear anclajes ecológicos o incluso barreras de protección para praderas de posidonia. También podrían utilizarse en proyectos de rehabilitación de zonas degradadas, contribuyendo a mejorar la calidad del agua, reducir la erosión y aumentar el atractivo paisajístico.
En este sentido, el proyecto no solo aspira a mejorar el entorno natural, sino también a reforzar la competitividad turística del archipiélago. A medio plazo, convertir a las Illes Balears en referente europeo en restauración marina sostenible podría atraer a un perfil de turista más comprometido con el medioambiente y generar nuevas oportunidades de empleo en sectores de alto valor añadido.
EDUCACIÓN, DIVULGACIÓN Y REPLICABILIDAD
El impacto del proyecto no se limita a lo científico o lo ambiental. Ona Futura contempla una fase específica de difusión y sensibilización, que incluye la participación en congresos, charlas abiertas al público, talleres educativos y campañas de divulgación para residentes y visitantes. La idea es involucrar a la sociedad en la transformación del modelo turístico hacia prácticas más sostenibles y responsables.
Otro de los puntos fuertes del proyecto es su capacidad de ser replicado en otros puntos del litoral balear e incluso en regiones mediterráneas similares. La metodología desarrollada —desde la selección de materiales hasta el análisis metagenómico— permite aplicar y adaptar las soluciones a distintos contextos, favoreciendo su escalabilidad e impacto global.
EQUIPO DEL PROYECTO
El equipo del proyecto está liderado por Inmaculada Farran, médica especializada en innovación y gestión con experiencia en los ámbitos sanitario y hotelero. Le acompañan Óscar Belmonte, economista con trayectoria en dirección financiera y proyectos de I+D, y Marina Barrau, experta en gestión internacional de empresas. Juntos aportan una visión integral que combina ciencia, economía, sostenibilidad y turismo.
Este enfoque transversal es clave para afrontar uno de los desafíos más complejos de nuestro tiempo: cómo reconciliar desarrollo económico y protección ambiental en un territorio tan frágil y valioso como el mar balear.
UNA OPORTUNIDAD PARA EL FUTURO MARINO DE LAS ISLAS
El proyecto de Ona Futura representa una apuesta audaz por transformar un problema crónico —la degradación del medio marino— en una oportunidad de innovación, mejora ecológica y liderazgo turístico. Gracias al impulso de los fondos europeos, las Illes Balears se sitúan a la vanguardia de las soluciones basadas en la naturaleza, demostrando que otro turismo es posible: uno que no solo no dañe, sino que ayude a sanar.
En un momento en que la sostenibilidad ha dejado de ser una opción para convertirse en una necesidad, iniciativas como esta abren el camino hacia un nuevo pacto entre el mar, la ciencia y el turismo. Un pacto que devuelve vida al fondo marino y futuro al modelo económico balear.