opinión | cambio de usos

Mejor cerrar hoteles obsoletos que convertirlos en apartamentos

El cambio de usos hotelero que la Consellería de Turismo se propone llevar adelante debería hacerse con cautela y estudiando caso por caso. Convertir hoteles obsoletos en viviendas no es solucionar el problema, sino prolongar la agonía de edificios que ya han cumplido su cometido y ahora sencillamente deben desaparecer. Porque lo que está obsoleto es el edificio y no su función, sea ésta cual sea. Cala Major tiene tenebrosos ejemplos de lo que les puede ocurrir a complejos turísticos ‘reconvertidos’ en bloques residenciales. Si no somos capaces de idear nada mejor, es preferible tirar los inmuebles abajo y crear parques o lo que sea. Si se trata de cuidar el entorno, tanto da que un bloque mastodóntico construido hace 30 o 40 años sea hotel o se transforme en apartamentos baratos (aunque en realidad lo segundo es casi peor, tanto social como económicamente). Zonas más que maduras de la Bahía de Palma, como Cala Major o s’Arenal de Llucmajor, no podrían soportar bajar siquiera un escalón más en la degradación que determinadas calles ofrecen a vecinos y turistas. Va contra el espíritu reformista que el Parlament sancionó por unanimidad cuando aprobó un plan como la reconversión integral de Playa de Palma. A no ser que haya intención de convertirlos definitivamente en guetos irrecuperables a cambio de invertir en nuevas y más despejadas ubicaciones, que algunas quedan. ¿No?

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