Las agrupaciones socialistas de Palma han hablado y lo han hecho alto y claro: Quieren a Ramón Socías para secretario general, quieren el socialismo que representa y los valores que transmite, y no quieren a Francina Armengol ni en pintura. Conozco de primera mano muchos de los comentarios que se han hecho estos días acerca de la “política” de acoso y derribo de Socías llevada a cabo por Armengol y su portavoz Vicenç Thomàs, y puedo asegurar, sin temor a equivocarme, que en las filas socialistas palmesanas ha crecido la indignación contra la expresidenta del Consell de Mallorca y su vocero particular, pero han preferido callar y no decir públicamente lo que piensan porque no quieren romper todavía más el partido, aunque el desencuentro es total. Hay muchos militantes de base que están a un paso de darse de baja del partido porque no aguantan más estas guerras intestinas, porque después del varapalo electoral en lugar de replantearse seriamente el porqué de lo ocurrido, sus responsables han preferido enzarzarse en una lucha fratricida por un cargo, que al parecer es lo único que les importa. Y esta situación es algo que muchos no quieren ni pueden soportar.





