A excepción del gobierno de los sabios de la antigua Grecia, siempre se ha planteado este dilema: se gobierna para el pueblo, o para los que me dan su apoyo al gobernante. Es decir, para los que, pagando, hacen posible que gobierne. Gabriel Cañellas, que de esto sabia y sabe mucho, cuenta siempre lo que le pasó la noche en que ganó sus primeras elecciones autonómicas. Un grupo de empresarios, que habían apoyado y pagado su candidatura, le dijeron: “Ahora ya has ganado. No te preocupes de nada, nosotros ya te diremos lo que tienes que hacer”. Cuando Xisco Antich llega al Govern, dicen que lo primero que se encontró fue un contubernio de militantes que le querían decir lo que tenia que hacer contra esos, que habían estado gobernando tantos años. Munar, siempre que mandó, lo hacia al revés, les decía a los demás lo que tenían que hacer. El programa electoral de un partido es un documento redactado para que la oposición no te pueda pillar en un debate. El programa de gobierno, el de verdad, el que se va a aplicar, es el presupuesto. En este mes, el Parlament está escuchando la propuesta del PP y la contra propuesta del PSOE y de la coalición MÉS a las cuentas de la Comunidad para el año que viene. Al final, se aprobará el presupuesto del PP con alguna enmienda de la oposición, para que no se note demasiado quien gobierna. Pero la democracia es así. Lo que va a importar es la presión fiscal, es decir qué impuestos o tasas vamos a pagar. Lo que importa es cuánto dinero se destinará al bienestar social, a los mayores, a los niños, a los más pobres, a las personas dependientes, a los inmigrantes y a todos los que solo pueden sobrevivir si tienen la ayuda de las instituciones públicas. Lo que importa es el presupuesto en educación y en sanidad que garantice un futuro a los jóvenes y un hoy a los mayores. Qué ayudas van a recibir los que solo reciben una renta básica de supervivencia, esos mayores que reciben solo 335 euros al mes. Qué se va a hacer para que los empresarios se animen a crear puestos de trabajo.
Cómo se va a fomentar el consumo responsable y el comercio justo. Qué pasará con los comerciantes que ya no van a poder pagar el alquiler, el nuevo alquiler, de sus históricos locales. Qué modelo de futuro planteará el presupuesto. De eso se trata.
Lo primero que aprendí en política, es que viendo el presupuesto de un gobierno se conoce su filosofía política. Ni derechas ni izquierdas, ni nacionalistas ni radicales, todos son iguales, lo que les diferencia es su presupuesto.
Pero, el Tio Paco llega con las rebajas y pone a todos en su sitio. Paco, era Francisco Franco, ahora Paco es el déficit, la Unión Europea, el Banco Central y el precio del petróleo.
Es el último año de la legislatura, es la última oportunidad para hacer todo aquello que se quería hacer y no se pudo. El peligro será los deseos de grandeza de algún gobernante que querrá pasar a la posteridad como el gran hacedor de las islas. Y de esos, ya tuvimos uno, y todo sabemos como ha terminado.





