Fundadora de España Mejor

Miriam González: “Muchos políticos se han convertido en un obstáculo para los ciudadanos”

Miriam González, fundadora de España Mejor, sonriendo en una terraza.
Miriam González, abogada y fundadora de España Mejor, comparte su perspectiva sobre la política actual.

La abogada y fundadora de España Mejor defiende una política basada en la ética, el consenso y la exigencia ciudadana frente a una clase dirigente que, asegura, “se dedica a sus propios problemas y no a los del país”. Experta en comercio, negociadora europea y observadora de la vida política desde su papel como esposa Nick Clegg, ex viceprimer ministro del Reino Unido, González (Olmedo, Valladolid, 1968) lanza ahora una plataforma de dinamización social y política.

Palma vuelve a recibir a una de las figuras españolas más reconocidas en el ámbito jurídico y político internacional. Miriam González Durántez —abogada, negociadora de comercio para la Unión Europea y fundadora de la plataforma España Mejor e Inspiring Girls— ha presentado en la isla su conferencia Ética y política. ¿Incompatibles? bajo el paraguas del Cercle d’Economia de Mallorca. Lo ha hecho en plena gira nacional, en la que muchos observan los pasos previos al posible nacimiento de un nuevo movimiento político de centro.

De momento, su proyecto España Mejor se define como una plataforma de dinamización social y política “Hacemos propuestas sobre políticas públicas, pero no somos un partido. Apoyamos proyectos sociales, pero no somos un lobby. Nos interesan las ideas y valoramos la experiencia académica, pero no somos un think tank”.

Miriam González reflexionando en una conferencia sobre política y ética

Sentada en la terraza del ático del Hotel Almudaina, uno de los skybar más llamativos de Palma, espera a mallorcadiario.com para analizar la actualidad política más relevante que afecta a nuestro estado. Café en mano, González habla sin tapujos de los partidos políticos y de la democracia española. “Hay un gran divorcio nacional entre la sociedad y la clase política”.

Describe una España rota, “agotada por el clientelismo” de los partidos y una sociedad que “ha puesto el listón ético muy por encima del de su clase política”. Aunque durante años residió en Reino Unido -donde muchos la conocieron por su papel público junto a su marido, el entonces viceprimer ministro Nick Clegg- su mirada está puesta hoy en España. En regenerarla. En “reconectar ética y política antes de que sea demasiado tarde”. Igual en su mente la idea de un nuevo partido está más presente de lo que transmite en la entrevista.

Miriam González y Nick Clegg en un evento rodeados de personas
Miriam González y Nick Clegg, cuando este formaba parte del gobierno del Reino Unido

"Llevamos cuarenta años viendo la misma película de corrupción y clientelismo"

Su conferencia en Palma se titula “Ética y política. ¿Incompatibles?”. ¿Cree que la política española ha renunciado a la ética o simplemente ha aprendido a justificar su ausencia?

Yo defiendo que la política y la ética no solo son compatibles, sino que deben serlo. Lo difícil no es la compatibilidad, sino crear mecanismos que garanticen comportamientos éticos en quienes ejercen el poder. En lugar de trabajar esos mecanismos, dedicamos más tiempo a justificar las faltas de ética. Y lo que la sociedad pide no es castigar después, sino prevenir. Queremos mecanismos que impidan cruzar la línea roja, no excusas cuando ya se ha cruzado.

El debate sobre la regeneración política lleva décadas en el aire. ¿Dónde se rompió el vínculo entre ciudadanía y representantes?

Se ha ido rompiendo durante cuarenta años. En la Transición concentramos demasiado poder en pocas manos, y en lugar de que los políticos diesen un paso atrás después, lo ampliaron: control del Consejo General del Poder Judicial, aforamientos, clientelismo… Llevamos décadas viendo la misma película. Los que llegan al poder se dedican tres años a colocar a los suyos y los tres siguientes a defenderse de las acusaciones. El problema no es solo la corrupción, sino la energía política que se desperdicia en eso y no en los retos del país.

Miriam González durante una entrevista en una terraza en Palma.

Usted ha fundado España Mejor, una plataforma para mejorar las políticas públicas. ¿Falla el sistema o la cultura política?

Falla el sistema, no la sociedad. Hay una brecha enorme entre la ética social y la ética política. Proponemos algo tan simple como un código ético de gobierno, que podría implantarse en una semana. Lo preocupante es que cuando se cruzan líneas rojas —en contratación pública, en conflictos de intereses o en clientelismo— no reforzamos las normas para evitar que vuelva a ocurrir. Llevamos décadas repitiendo los mismos errores. Llevamos cuarenta años viendo la misma película de corrupción y clientelismo.

"Creo que muchos de los políticos se han convertido en un obstáculo para los ciudadanos"

En este contexto de descrédito institucional, ¿la regeneración vendrá desde dentro o desde la sociedad civil?

Desde la sociedad civil, sin duda. Hay un divorcio total entre la ciudadanía y la clase política. La gente está harta, no polarizada, sino agotada e impotente. Por eso trabajo desde fuera, para elevar la exigencia social. Pero si desde la sociedad civil no se mueve nada, habrá que plantearse un plan B más político. Lo que no es asumible es seguir así. No tenemos ética en la política, y eso nos impide afrontar los desafíos de futuro.

El pacto entre Junts y el Gobierno se ha roto y las reformas están bloqueadas. ¿Qué lectura hace del momento actual?

Es desolador. No logran ponerse de acuerdo en nada fundamental. Y cuando la ciudadanía ve que ni siquiera en cuestiones como la vivienda pueden consensuar soluciones, es normal que empiece a cuestionar el sistema. La política se ha convertido en un espacio de bloqueo y cortoplacismo.

Miriam González tomando café en una terraza con fondo de madera. Miriam González en una terraza con vista a la ciudad de Palma

¿La política gobierna por y para los ciudadanos o se ha desconectado de ellos?

Yo creo que los políticos no están gobernando ahora mismo para los ciudadanos. Yo lo llevaría más lejos, creo que muchos de los políticos se han convertido en un obstáculo para los ciudadanos. Seguramente, si muchos de ellos no estuviesen allí, sería más fácil organizar lo común, que al final es de lo que se trata la política: organizar los problemas colectivos y los asuntos que no podemos resolver individualmente.

El ciudadano lo percibe claramente: en los últimos diez años se ha refugiado en su propia burbuja, preocupado solo por lo inmediato. No podemos permitirnos ese aislamiento. La solución debe ser colectiva. Quienes tenemos cierta estabilidad debemos asumir el riesgo de intentar cambiar las cosas, porque si no, estaremos dejando a las siguientes generaciones un país mucho más complicado.

"En España Mejor hemos visto cómo la ciudadanía se pondría de acuerdo antes que los políticos"

Europa asiste al auge de la extrema derecha y a la pérdida de peso del centro. ¿España corre el mismo riesgo?

Sí. País tras país está cayendo en manos de los extremos. Y en España el centro gravitacional de la política también se ha desplazado hacia los márgenes. Si estuviera en el centro, sería mucho más fácil llegar a acuerdos. Pero hoy el consenso parece un valor en desuso.

Ha dicho que muchos políticos se han convertido en un obstáculo para los ciudadanos. ¿A qué se refiere?

A que, si desapareciesen muchos de ellos, sería más fácil organizar lo común, que es lo que debería ser la política. El Parlamento se ha convertido en un espejo deformante de la sociedad: un lugar donde se crispan los ánimos mientras la gente, en la calle, es capaz de entenderse. En España Mejor hemos visto cómo la ciudadanía se pondría de acuerdo antes que los políticos, si tuviera herramientas participativas reales.

¿Le preocupa el auge de movimientos antisistema o populistas en Europa?

Muchísimo. Me preocupa cualquier extremo, porque ambos se alimentan del enfado. Y ese enfado nace de un caldo de cultivo que los políticos han creado. Cuando la gente siente que no le escuchan, busca que le escuchen rompiendo algo. Pero eso no arregla nada. La solución pasa por escuchar y ofrecer respuestas reales, no por fomentar el enfado.

"El feminismo ha perdido el tiempo discutiendo palabras en lugar de objetivos"

Su proyecto Inspiring Girls conecta a niñas con mujeres referentes. ¿Qué le ha enseñado sobre el liderazgo femenino?

Que hay una enorme generosidad y un deseo real de ayudar. Las mujeres que participan —de todos los sectores y niveles— demuestran que se pueden hacer grandes cosas desde la sociedad civil. Y también que las barreras de conciliación siguen estando ahí. Las mujeres siguen asumiendo más carga doméstica, y eso no se resuelve con narrativa, sino con medidas reales.

Miriam González durante una entrevista en un entorno profesional

El feminismo se ha convertido también en campo de batalla política. ¿Cree que se ha desvirtuado el debate?

Sí. Se ha perdido tiempo discutiendo palabras en lugar de objetivos. Igualdad de derechos, igualdad de oportunidades. Llámalo como quieras, pero céntrate en lograrlo. Cuando los debates se polarizan, la energía se diluye.

Usted fue alumna del Colegio de Europa y ha trabajado años en Bruselas. ¿Cómo ve hoy la Unión Europea?

Con preocupación. La Unión Europea ha tomado decisiones estratégicas equivocadas, sobre todo en tecnología e inteligencia artificial. Tenemos diez años como máximo para cerrar esa brecha de competitividad. Lo que me inquieta es que ni siquiera hay voluntad política para hacerlo. Europa se está quedando atrás y parece resignada a ser un continente de servicios y turismo.

"Mientras la política siga centrada en sí misma, seguirá siendo parte del problema, no de la solución"

Tras años viviendo fuera, ¿Cómo percibe hoy España?

Con afecto, pero también con frustración. Desde fuera se ve crecimiento, sí, pero también fragilidad. Tenemos viento económico a favor, pero no lo aprovechamos. La energía política no está en mejorar la productividad ni en subir la renta per cápita, está en disputas partidistas. Y eso nos hace perder oportunidades históricas.

¿El sistema educativo español está formando ciudadanos críticos o votantes dóciles?

Los ciudadanos son más inteligentes de lo que cree la clase política, pero el sistema es demasiado cerrado. En educación faltan pragmatismo y ambición. Tenemos déficits en comprensión lectora, matemáticas y formación práctica. No competimos entre regiones, competimos con el mundo. Y sin educación práctica ni visión internacional, perderemos esa carrera.

Después de tantos años combinando derecho internacional y activismo, ¿sigue creyendo que la política puede ser un espacio ético?

Sí, pero solo si recupera su sentido original, servir al interés general. Mientras la política siga centrada en sí misma, seguirá siendo parte del problema, no de la solución.

Miriam González, fundadora de España Mejor, sonriendo en una entrevista.

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