La parasitosis, el catalanismo que padecemos en Baleares, no significa únicamente la imposición de la lengua catalana estándar de cuño barcelonés en detrimento de la lengua mallorquina/balear y la lengua castellana, o la imposición del dominio punto.cat en las instituciones, o el expolio de la cultura y personajes baleáricos, también supone el borrado de todo lo que significa “España” en la enseñanza, en la vida cotidiana y en la historia de Baleares. El Borrado de España no es tan descarado como el robo de las ejecutorias y los personajes de Baleares (Ramón Llull, Mapamundi de Cresques Abraham, Canto de la Sibila…), simplemente aquello que representa a España, con su correspondiente etiqueta de Leyenda Negra, de facha o de represión franquista, se deja de lado.
En el año 2000, durante el mandato del alcalde popular Juan Fageda, se eliminó la participación de una sección del Regimiento de Infantería Palma 47 en la Fiesta del Estandarte. No llegó a un siglo la asistencia del ejército español a la secular fiesta palmesana. Fue en el año 1902 cuando el general Valeriano Weyler lo incluyó para revitalizar la conmemoración de la entrada de Jaime I de Aragón en Medina Mayurka. El general mallorquín también pudo ser protagonista del Borrado de España en 2013, cuando el ayuntamiento de Manacor del popular Antonio Pastor se planteó quitar su plaza. Lo cierto es que Weyler luchó siempre por mantener la legalidad del momento. Batalló a los carlistas defendiendo la Primera República, marchó en 1896 a Cuba para someter la insurrección, y a su regreso a España, como Jefe del Estado Mayor, se opuso al golpe de estado de 1923 del general Miguel Primo de Rivera. Otro militar baleárico objeto del Borrado de España, fue el ibicenco Joaquín Vara de Rey, cuando en 2017, el ayuntamiento de Ibiza del socialista Rafael Ruíz quiso quitar el nombre a su paseo. Vara de Rey también defendió la legalidad republicana, luchó contra el carlismo y contra el cantonalismo en Cartagena y Valencia. Murió en Cuba, en la batalla de “El Caney”, en julio de 1898. Con sólo 550 soldados resistió durante diez días en el fortín “El Viso” contra 7.000 efectivos norteamericanos. Vara de Rey, herido, fue acribillado en la camilla junto a sus enfermeros que lo transportaban.
El Borrado de España en Baleares, no es únicamente eliminar, también consiste en no celebrar las efemérides españolas, como el levantamiento contra la invasión napoleónica de 1808, en la que todos los españoles lucharon para expulsar a los invasores franceses. En 2008, el Gobierno Balear del popular Jaime Matas no quiso rememorar el alzamiento mallorquín de día 28 de mayo contra los franceses. Los populares no apoyaron la representación cívico-militar del Regimiento de Cazadores de Mallorca de la exitosa División Mallorquina para conmemorar los dos siglos del inicio de la Guerra de Independencia (que con el Borrado de España ahora resulta que es la Guerra del Francés).
Otro personaje baleárico, el más conocido de la historia de España, San Junípero Serra, fue víctima de la Leyenda Negra, en el año 2020, cuando su estatua frente a la basílica de San Francisco de Palma fue ultrajada con pintura roja. Serra es considerado el fundador del estado de California, motivo por el cual tiene una estatua en el Capitolio de los EE.UU. Hasta su muerte, en 1784, fundó nueve pueblos-misión, que dieron lugar a importantes y pobladas ciudades californianas como San Francisco o San Diego. A América también llegaron otros frailes mallorquines a cumplir la misión de Patrono Regio de las Indias que tenían encomendada los reyes de España: promover la actividad misionera y el asentamiento del catolicismo. Fray Ignacio Fiol llegó a Nueva Granada en 1679 para evangelizar a los indios caribe. Fray Antonio Llinás fundó en Querétaro el primer Colegio de Propaganda Fide de América, para formar los misioneros que salieron hacia Texas, Sonora, Arizona y California. En 1690, fray Damián Massanet fundó la primera misión texana, San Francisco de los Texas. El compañero de Serra, fray Juan Crespí dio nombre al pueblo que luego se convirtió en Los Ángeles: Pueblo de Nuestra Señora Reina de los Ángeles.
El desarraigo de lo español en Baleares es cada vez mayor, no tanto como en Cataluña y el País Vasco, pero hacia allí vamos encaminados. Con la triple acción de la imposición de la lengua catalana, el Expolio Catalanista y el Borrado de España lo que se ha conseguido es modificar el marco de convivencia de la sociedad balear, donde mostrar una bandera española sale de lo normal (ahí la etiqueta facha) o incluso es causa de exclusión (en noviembre 2022, se expulsó a toda una clase del colegio La Salle de Palma por colgar una bandera de España). Como también se ha logrado cambiar el ámbito político-social en el que se lleva a cabo la clásica disputa entre la derecha y la izquierda, es un marco claramente catalanista. Los partidos en teoría, baleáricos y españoles, como PSOE (con Francisco Antich y Francina Armengol a la cabeza) y PP (de Margarita Prohens) han estado y están cómodos utilizando el dominio www.illesbalears.cat. También son estas formaciones políticas hegemónicas las que introdujeron y mantienen a los “castellers” en el día de la Comunidad, y que también colocaron y mantienen al Gobierno Balear y al Ayuntamiento de Palma en el Instituto Ramón Llull junto a la separatista Generalidad de Cataluña. Tristemente, ya estamos inmersos en el Panorama Catalanista Balear, gracias a la traición de los socialistas y a la candidez de los populares (para ellos es moderación). Ha sido la misma “moderación” que ha dado los ayuntamientos de Vitoria y de Barcelona a los socialistas y, “a cambio”, los socialistas han entregado el ayuntamiento de Pamplona a Bildu.
Aunque cueste creerlo, Baleares participó en la misma Reconquista española (término en desdicha, pero no el de la inexistente Confederación catalano-aragonesa), concretamente en la conquista de Granada con las levas de los capitanes Juan Berard y Ramón Gual. También los mallorquines estuvieron presentes en la Gran Armada de Felipe II contra Inglaterra (en 1558 otro Juan Berard comandó una compañía de trescientos mallorquines) y en la Guerra de los Treinta Años (el reino de Mallorca aportó unos 15.000 efectivos a los ejércitos españoles). En el marco de esa guerra europea, en la década de 1640, las tropas capitaneadas Juan Ballester, Jaime Canals y Antonio Gual batallaron para sofocar el levantamiento catalán contra Felipe IV. Ahí también lucharon las escuadras de los corsarios mallorquines José Gibert, Miguel Coll, Tomás Tort y Pedro Fletxes contra los sublevados catalanes y sus aliados franceses. Finalizada la guerra, los mallorquines siguieron atacando naves francesas, y, sobre todo, el importante puerto de Marsella.
El Borrado de España también se mezcla con el victimismo catalán. Los mallorquines, como el resto de españoles, catalanes incluidos, permanecieron inicialmente, al lado del nuevo rey de España, el borbón Felipe V, después que la Gran Alianza (Inglaterra, Holanda y Austria) declarase la guerra a España y Francia. Desde Mallorca se mandaron tropas contra los invasores ingleses. En 1703, se enviaron para la defensa de Cádiz, doscientos artilleros y un Tercio de soldados de infantería al mando del capitán Juan Belloto. Y en 1705, partieron cien artilleros a defender la ciudad de Barcelona de los ataques anglo-holandeses. Con el Borrado de España, sólo interesa “recordar” que Felipe V suprimió la falsa independencia de Cataluña.
Baleares, a diferencia de Cataluña, siempre estuvo al lado de sus reyes aragoneses y españoles. Dada su excelente situación en el Mediterráneo occidental, las islas fueron la base elegida para emprender diversas acciones contra los piratas argelinos y turcos del norte de África en el siglo XVI. En tiempos de Fernando el Católico y del emperador Carlos V, los isleños formaron parte activa de los ejércitos de las exitosas conquistas de Bugía (1510) y de Túnez (1535); y también de la fallida toma de Argel (1542). Además los mallorquines, al mando de Nicolás de Quint, fueron los protagonistas de la construcción de una fortaleza en el Peñón de Argel (1514), justo frente al nido de piratas que era Argel, para así impedir sus ataques. Dos siglos más tarde, el Teniente General de la Armada Antonio Barceló fue el principal azote de los piratas argelinos en el Mediterráneo occidental con sus inventadas lanchas cañoneras.
Volviendo con la Leyenda Negra, en la tímida conmemoración del 450º aniversario de la victoria cristiana de Lepanto, que España no celebró por todo lo alto, como sí hicieron los ingleses con Trafalgar (cosas del complejo de inferioridad que nos da la Leyenda Negra), ahí volvió a estar Mallorca, como los doscientos mallorquines a las órdenes de Juan Despuig y Bernardo Morey que lucharon contra los turcos en 1571. En la bocana del puerto de Lepanto se plantó la estatua de Miguel de Cervantes encargada al escultor mallorquín Jaime Mir. Y no fueron los únicos isleños que estuvieron en Lepanto. El confesor y consejero del comandante de la Liga Santa, Juan de Austria, era el franciscano mallorquín Miguel Serviá. El fraile fue el redactor de la "Relación de los sucesos de la armada de la Liga” y que increíblemente, por obra del Expolio Catalanista, forma parte de la “Base de datos de Manuscritos Catalanes de la Edad Moderna”, auspiciada por el Instituto de Estudios Catalanes. ¿Qué pinta ahí este documento escrito en lengua castellana y por un mallorquín?
En las misiones de exploración españolas por todo el globo también estaban los mallorquines. El oficial de la Armada Juan Pérez, que llevó a los frailes mallorquines de la “Santa Expedición” hasta California, fue el primer europeo en alcanzar la máxima latitud norte conocida hasta aquel momento de la costa oeste norteamericana, era el año 1774. Pérez es considerado el descubridor de las costas de los actuales estados de Columbia Británica (Canadá) y Washington y Oregón (EE.UU). En 1999, con motivo del 225 aniversario de sus exploraciones, la “Royal Canadian Mint” acuñó un dólar de plata conmemorativo. En esos años, otro mallorquín, el geógrafo, astrónomo y capitán de navío Felipe Bauzá fue el cartógrafo jefe de la importante expedición científica Malaspina de circunnavegación del globo (1789-1794), que durante cinco años recorrió la costa americana, desde Montevideo hasta cabo de Hornos, pasando por América Central y llegando hasta Alaska. En Nueva Zelanda hay una isla con el nombre del mallorquín: isla Bauzá.
Desde la unión de Castilla y Aragón en la Monarquía Hispánica de los Reyes Católicos, van más de cinco siglos. Los habitantes de Baleares, junto al resto de compatriotas, han participado en el proyecto común que es España, en sus guerras, conflictos y conquistas, en sus logros y fracasos, en definitiva, se trata de una implicación plena en la vida política española desde hace siglos. Pero la triste realidad es que este pasado español, con sus luces y sus sombras, se quiere eliminar de la vida social y de la enseñanza. Para eso están los traidores gobiernos de izquierdas, que dejan el camino al catalanismo antiespañol y antibalear para que actúe, y los cándidos gobiernos de derechas que no enmiendan la situación, lo dejan tal como se lo encuentran, para evitar “conflictos”. En las últimas cuatro décadas, la historia de Baleares que se enseña en los colegios se está reescribiendo para borrar cualquier mención a España.
Sin el pasado español de Baleares, el camino queda labrado para que con el Panorama Catalanista Balear en que vivimos, con los próximos gobiernos de izquierdas (que volverán) se desemboque en la integración en los Países Catalanes. Y se llevara a cabo sin demasiados inconvenientes, ya que la población estará totalmente parasitada por el catalanismo antiespañol y antibalear. La manipulación histórica, en este caso, la omisión más la tergiversación son el mecanismo básico para modelar la voluntad social. Es un largo proceso, pero ahí estamos. “Quien controla el pasado, controla el futuro; quien controla el presente, controla el pasado” (George Orwell, “1984”).