PIGS (I)

PIGS (cerdos) es un acrónimo peyorativo en inglés con el que medios financieros anglosajones se refieren al grupo de países de la Unión Europea conformado por Portugal, Italia, Grecia y España, (palabra formada por las iniciales de los cuatro países en inglés) haciendo hincapié en los problemas de déficit y balanza de pagos de dichos países.

El término se usa desde hace tiempo para señalar la fragilidad del crecimiento económico de ciertas economías de países históricamente pobres de Europa, protagonistas de un nuevo crecimiento en los años 90; es usado por analistas económicos, académicos y comentaristas recogiendo conceptos y esquemas del siglo XIX, ahora ya anacrónicos y desfasados, como una forma rápida de referirse a economías con problemas similares.

El término PIGS es utilizado principalmente por medios anglosajones, especialmente británicos por ejemplo Financial Times, The Economist o el diario The Times, y estadounidenses como Newsweek, y se refieren al grupo de países del sur de la Unión Europea. Estos países tienen también en común ser países de la periferia europea, lo que facilita los prejuicios históricos existentes en relación a los países mediterráneos.

Hay un viejo aforismo que dice: “La ignorancia se cura viajando, la gilipollez no”, de donde se ha sacado aquello de que viajar educa.

El principio de verano me cogió preparando la moto para el viaje que realicé en solitario hasta Cabo Norte, atravesando Francia, Alemania, Dinamarca, Suecia, Finlandia, Noruega y a la vuelta además Polonia, total 11.312 kms. de Europa que dan para mucho, sobre todo para encontrarte a ti mismo y para pensar, además de educarte y conocer mundo.

Uno de estos días de viaje, viendo lo diferentes que son los habitantes de la zona norte de Europa de los de la zona sur, se me ocurrió pensar en cuales podrían ser los motivos de que seamos tan diferentes y llegué a la conclusión que es una cuestión atávica, una cuestión histórica. Los países, las personas, las ciudades, los campos, que tuvieron ocasión de retener la impronta de la antigua Roma, en los que calaron sus costumbres, sus leyes, su forma de entender la vida, y no hablo de los países donde los romanos llegaron, conquistaron, sin apenas poder asentarse, rápidamente tuvieron que hacer los bártulos y volver grupas, sino repito aquellos donde la cultura, la educación, el sentir, la legislación se implantaron, impregnaron la vida de los países ocupados, tenemos una forma de ser, de entender la vida, de afrontar los problemas, diferentes a los habitantes de los países que no vivieron esta situación.

Los que se crean que los peyorativamente llamados “cabecen quadraden”, son sólo los alemanes, nunca han estado tan equivocados, lo son todos aquellos que perteneciendo a Europa, no fueron colonizados por los romanos. Con un añadido, que quieren ser y parecerse tanto a los alemanes que algunos se pasan de frenada.

Existen claramente diferenciadas, por lo menos dos Europas, la del Norte y la del Sur, (aparte los países de la antigua área de dominación soviética), que a mi entender viven unidas artificialmente sin que exista un cordón sanitario (la utilización de la expresión «cordon sanitaire» se atribuye al primer ministro francés Georges Clemenceau, que en 1919 propuso una entente entre los países fronterizos con la recién creada Unión Soviética para evitar el avance del comunismo hacia el oeste de Europa), que pueda en caso de terremoto político como el recién ocurrido con el referéndum inglés sobre la salida o no de la Unión Europea, Brexit, y esto a pesar que la permanencia del Reino Unido en la U.E. sólo les ha reportado beneficios, pese a lo poco generosos que han sido los ingleses con el resto de europeos. Una Europa sin el Reino Unido tampoco será tan grave, porque así, al menos, se habrán terminado de una vez por todas sus exigencias sin fin y se habrán acabado las interminables concesiones a Downing Street, la última concesión, algo más que impresentable, el paso atrás que supuso que la Unión Europea autorizara al Reino Unido a la discriminación laboral entre europeos en función de su pasaporte.

Con el devenir de los tiempos, (para Heráclito, el devenir es la sustancia del ser: todo estaba sujeto al tiempo y al continuo cambio. Por eso este filósofo aseguraba que ninguna persona puede bañarse dos veces en el mismo río), con los continuos cambios culturales, económicos, educacionales, de relaciones, políticos, sociales, las diferencias, a pesar de la tan manida globalización, que parece que todo lo arregla, se han ido acentuando más y más y lo que se sabía que iba a ser un camino difícil, como es la construcción de una unidad europea política fuerte y potente puede irse al garete (être égaré). Y Alemania con su histórica prepotencia no es ajena a esta situación.

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