Una vez más el líder de Podemos Balears, Alberto Jarabo, ha arremetido duramente contra los empresarios hoteleros por su oposición al Impuesto de Turismo Sostenible, la nueva Ecotasa que impulsa el Govern al que da apoyo parlamentario la formación de Jarabo. Ha acusado a la presidenta de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca, Inma de Benito, de ser “desleal”, de “trabajar contra las islas como destino turístico” y de “fomentar la mala imagen de Balears”. Por ello, ha anunciado que le pedirá una reunión para exigirle explicaciones y más responsabilidad, a la vez que pedía al resto del sector turístico balear que “desautorice” a Benito.
Dejando de lado lo inaudito de la acusación y aún más el tono de exigencia de explicaciones por parte de un diputado a una entidad empresarial privada, se diría que Alberto Jarabo pretende acallar a base de amenazas e intimidación las críticas legítimas y bien fundadas del sector empresarial con más peso en la industria turística y que, además, se pretende que actúe de recaudador de impuestos.
Las imputaciones que desde Podem se hacen contra los hoteleros son poco creíbles, pues de incurrir en ellas los primeros perjudicados por sus propias acciones (actuar contra Balears como destino turístico y fomentar su mala imagen) serían los “malvados” hoteleros, cosa que no parece razonable.
Lo que de ningún modo puede pretender ni Jarabo ni el conseller de Turismo Biel Barceló ni nadie, es que los hoteleros no tengan su propia opinión y la expresen cuando y donde consideren conveniente. Al fin y al cabo, lo mismo que expresaron en la World Travel Market de Londres es lo que personalmente han dicho a los representantes del Govern. Estos han pedido a los hoteleros que trabajen a favor de la Ecotasa, lo cual es mucho pedir porque están en contra de este nuevo impuesto al considerar que merma la competitividad de Balears. Pretender que de repente se muestren a favor o que sencillamente se guarden sus críticas para no incomodar a los partidos del Pacte de Govern, es demostrar un talante democrático muy deficiente y una nula capacidad de encajar la crítica y la discrepancia.





