Nunca sales de tu asombro gracias al gobierno que nos ha tocado. Resulta que los alumnos matriculados en la asignatura de religión han descendido notablemente. Y esa va a ser la constante prevista. Por este motivo o algún otro que se nos escapa, en la futura ley Wert de educación, la religión pasará a ser obligatoria. Normal, es su deber instruir a los ciudadanos en una materia que hay que dominar porqué es en la que se basan para gobernarnos. El santoral de España es el que debe guiar nuestros pasos, el que nos asegura que saldremos de ésta. Riánse ustedes de las míticas páginas salmón, ni de los presupuestos generales del Estado, ni de las encuestas de población activa. Cualquier día cuando se quede sin trabajo, cuando despida a un amigo, a un hijo camino del exilio laboral, rece al santoral patrio, que ellos guardan las esquinitas de nuestra cama desde la comunidad europea. Desde nuestras islas se hace a base de decreto y de TIL. Una conjugación que está llevando al borde de lo insostenible e intolerable la realidad educativa de nuestros hijos. Ambos bandos andan jugando una guerra de guerrillas, y alguno de los dos deberían poner algo de sentido común. Sólo hay uno capaz de hacerlo, defendiendo la educación pública y gratuita para todos. Sin santos que les guíen, sólo ese compromiso con su trabajo. Intentar apaciguar los ánimos del pueblo de alguna manera está bien. Algo tendrá que ofrecernos el señor Rajoy para sobrellevar esta tomadura de pelo. Bueno claro, ahora han bajado el IVA al sector del arte. ¿Por qué seguimos protestando? Ya tenemos a un sector contento. Los demás, alegrémonos. Cualquier día nos interesará invertir en arte y miren, ahora lo tendremos de oferta, con IVA reducido. Tal y como lo han tenido los bolsillos pudientes, los ayuntamientos y organismos oficiales, bancos y cajas y alguno más que parece ser, son el grueso de compradores de arte en este país. ¿Ven ahí algo raro? Estos días han dado para mucha pandereta, peineta e indignación. Algo de esperanza se percibe también desde los medios de comunicación, desde las calles, desde la solidaridad social y desde la crítica cívica y justa. No podemos ser todos Gamonal pero los puentes de plata van a ser quemados. ¿Hay alguien en la oposición?
