Mañana 27 de septiembre de 2015 el pueblo catalán está llamado a las urnas por enésima vez desde que Artur Mas es el President de la Generalitat, para elegir a los diputados del Parlament Català, unas elecciones, que tanto él como Oriol Junqueras, o el catapultado al número uno de la lista independentista, el ex-eurodiputado de ICV Raül Romeva han catalogado como plebiscitarias
Llevamos tres años en los que no hay más que un monotema en el panorama político catalán. No hay producción legislativa en el Parlamento de Cataluña, no existe gestión de gobierno. Todo gira en torno al supuesto derecho a decidir y la independencia. Y es evidente que eso no es bueno para Cataluña ni para el conjunto de España. Los ciudadanos no quieren que sus gobernantes sean parte del problema, y en este caso son arte y parte. ¿Quién va a gestionar la frustración si los independentistas no tienen la mayoría de diputados?.
Existe una parte de la sociedad catalana que se está radicalizada en estos momentos, y la radicalización de la sociedad en todo tiempo y lugar solo ha llevado a la violencia, como ya está ocurriendo. Violencia contra todo aquel que no piensa que la independencia es lo mejor, que es la panacea a todos sus males presentes y futuros y que es el nirvana político, económico y social.
Y eso, a pesar del rotundo fracaso con que se cerró el llamado proceso participativo sobre el futuro político de Cataluña del día 9 de noviembre pasado, y en la que toda persona mayor de 16 años o extranjero que residiese en Cataluña tenía derecho a votar. Porque de rotundo fracaso puede calificarse que, dando por válidas las cifras que dieron los que hicieron el recuento, que eran los mismos que organizaron esa ficción, resultara que a favor de la vía independentista solo se manifestaran menos de un tercio de los catalanes, y esto a pesar de la sistemática, agobiante, asfixiante, monotemática propaganda que se había venido haciendo desde las instituciones públicas catalanas y desde los medios de comunicación públicos catalanes en los últimos años, pagada con el dinero de todos. ¿Quién va a gestionar la frustración si los independentistas no tienen la mayoría de diputados?.
Un proceso de estas características, por su propia naturaleza, genera radicalismo. Y todo radicalismo, en sí mismo, es negativo. Por tanto, negar la posibilidad de que esa radicalización, sumada a la frustración, pueda degenerar en violencia es una estupidez y de una falta de raciocinio que raya en la estulticia profunda.
No es una utopía, es un riesgo cierto y real. Habrá que estar vigilante ante los focos de violencia, pero sobre todo hay que vigilar a aquellos que con sus iniciativas políticas están generando esa radicalización y previsiblemente van a provocar frustración. La combinación de radicalización y frustración es muy peligrosa. Y conviene tenerla muy presente a la hora de tomar determinadas decisiones y fijar determinados rumbos. Porque algunos dan la sensación de que han colocado el timón en rumbo de colisión. ¿Quién va a gestionar la frustración si los independentistas no tienen la mayoría de diputados?.
El problema de Artur Mas es que está aventurando una serie de profecías de las que será rehén si gana las elecciones. El líder de CDC se ha ido radicalizando hasta convertirse en una caricatura de sí mismo, una apuesta que no le puede salir bien porque es imposible engañar a todos todo el tiempo. Porque como decía Abraham Lincoln: "Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo."
Tres horas antes de arrancar la campaña electoral, Mas reclamó, en el habitual mensaje emitido en TV3 previo a la Diada del pasado 11, que se respete "la decisión de la mayoría" que surja de las urnas. Lo dijo después de conocer la encuesta que le daba el número de diputados que según él son suficientes para seguir adelante con la declaración unilateral de independencia, aunque la mayoría de votos sea contraria a esta independencia (nos ha salido listo el niño, ¿verdad?).
La pregunta aquí es. ¿Van a respetar Artur Mas, Oriol Junqueras, Raül Romeva y demás profetas del independentismo la decisión de la mayoría, si esta mayoría no les da la mayoría de diputados con que sueñan despiertos los independentistas?.
Hay opiniones para todos los gustos, yo creo que no, que no tienen la suficiente vergüenza como para que, si fracasan irse a su casa tranquilamente a lamerse las heridas, que no tienen la suficiente hombría para admitir su derrota y obrar en consecuencia y reconocer que no representaban a la mayoría, y que van a resistir, a buscar excusas de mal pagador, porque en ello les va la vida que han mantenido hasta ahora a cuenta y cargo de los presupuestos públicos pagados con el dinero de todos.
Lo dicho: ¿Quién va a gestionar la frustración si los independentistas no tienen la mayoría de diputados?.





