Hace casi dos años entrevisté a mi buen amigo Andreu Genestar para la revista Mondo Menorca, en su condición de profesor de servicios de restauración en diversos centros de formación profesional y como coctelero en el Hotel Es Príncep de Palma, donde sigue a día de hoy. A Andreu yo le tengo por un buen profesor y por un muy buen profesional en el mundo de la coctelería, con mucho talento, elegante, estiloso, refinado, preciso y, sobretodo, apasionado por su trabajo. Al final de le entrevista le pregunté como quería que le calificara: barman, bartender, coctelero… Su respuesta a mi pregunta fue clara “yo soy camarero”. Me sorprendió, y me gustó.
Hace poco más de un mes estuve cenando en el restaurante Pinzell de Ciutadella, de la familia Torrent Vivó, y uno de sus propietarios y jefe de sala, el también buen amigo Victor Torrent, me dijo que en unos días iban a cerrar durante dos meses, por final de temporada. Cuando le deseé unas buenas vacaciones, para descansar y desconectar, me dijo que sí, que lo necesitaba, pero que cuando han pasado quince empieza a echar de menos el trabajo, la gestión del restaurante, planificar novedades y, sobretodo, el contacto con el cliente. También me sorprendió, y también me gustó.
Hace unos días estuve cenando en la escuela de restauración Juníper Serra, que abre dos días a la semana para que los alumnos hagan prácticas con clientes reales, y en la sala conocí a David Clemente, al que reconocí ciutadallenc por su forma de hablar. Me dijo que estaba estudiando un grado de Administración de Empresas en Menorca pero que en verano estuvo trabajando en un bar y le encantó hacer de camarero. Desde hace un mes está estudiando el grado superior de servicios de restauración.
Podría poner más ejemplos de gente que trabaja como camarero, en la sala de restaurantes, bares y cafés, que disfrutan muchísimo con su trabajo, y de jóvenes emprendedores que han apostado por la restauración, y este es un proceso muy interesante, que requiere formación para tener buenos profesionales.
A mí me parece un oficio difícil, que requiere muchas aptitudes y habilidades: empatía con el cliente, vocación, educación, formalidad, rapidez, vista, habilidades sociales, psicología, conocer lo que ofrece el restaurante o bar y saberlo transmitir al cliente… He escuchado de dos grandísimos cocineros, Ferrán Adrià y Joan Roca, decir que es fundamental en un restaurante tener buenos profesionales en sala, porque son los que atienden directamente al cliente y transmiten lo que sale de la cocina dando valor a los platos. El camarero es un factor determinante de la experiencia gastronómica.
ace unos años, al menos en Menorca, ser camarero no tenía el reconocimiento y el prestigio que se merecía, pero hoy observo con interés que se está convirtiendo en un oficio muy respetable y que de cada vez va a ser más valorado, porque la gastronomía y todo lo que la rodea, es una de las cosas con la que más disfrutamos y socializamos. Me encanta felicitar al personal de cocina y de sala de los restaurantes, y ellos lo agradecen muchísimo!





