Ustedes verán: a mí me da igual que pongan o que quiten el carril bici. Yo con esta calor no pienso subirme a una bici. O sea que me da igual. Pero lo que no entiendo muy bien es cómo hacer el carril no provoca ningún problema, incluso es sano, y quitarlo provoca todos los males del mundo: que si los buses no van a poder circular, que si ahora van a tener que ir más despacio, que si va a estresar a los ciclistas, que si ahora va a ser un desastre que vayan por el centro de Palma, que si los árboles van a tener que ser cortados de cuajo. Un opinador dice hoy en la prensa que oponerse al carril bici es como negar el heliocentrismo, lo cual sí que convierte a los opositores al carril en un peligro público. Vaya, sí que es bien raro este carril. Nos va a traer todos los males. Incluso, un amigo mío que dijo que si lo quitamos, no nos tocará la Lotería de Navidad.
