George Orwell escribió Rebelión en la Granja en 1945 para denunciar los intentos de cambio de una sociedad burguesa hacia el totalitarismo. O sea, lo que pasa hoy en España. Ya que son las Fiestas de Sant Antoni, les contaré mi versión de los tres cerditos que vivían en una granja con el resto de los animales.
Estos cerditos se creían con el derecho de cambiar la estructura doméstica de su país, para ser ellos los que gobernasen. Pidieron consejo a Sant Antoni para empezar la rebelión con el fin de conseguir su independencia. Sant Antoni les advirtió que " per un tros de ferro, no hem de perder es collons". Pero los cerdos, erre que erre, montaron la rebelión y proclamaron su independencia. Y pasó, lo que tenía que pasar. Los osos, las vacas, los caballos y hasta los conejos exigieron qué hay de lo mío. Todo el mundo quería mandar, gobernarse, decidir su futuro y el futuro de los demás animalitos.
Con tanto mandón, la granja se convirtió en un campo de batalla. Donde había democracia hubo totalitarismo. Donde había armonía, hubo crispación. Donde había fraternidad hubo odio.
Sant Antoni se propuso cambiar el curso de la rebelión y llamó a capítulo a los tres cerditos. Estos, animados por la proximidad de su victoria, aceptaron un acuerdo de gobernabilidad que permitía, cada año, que uno de los tres fuese el presidente de esa República.
El primer año, el nuevo jefe impuso nuevos horarios de trabajo a todos en la granja. Limitó la cantidad de comida y las horas de descanso. Exigió que todos hablasen con lengua de cerdo y prohibió las relaciones sexuales entre animales distintos. La que se armó fue de escándalo. Todos se quejaban y protestaban.
Pasó rápido el año y se proclamó el segundo cerdito nuevo presidente. Y se volvió a armar. Se prohibió el derecho a protestar contra el gobernante. No se podía ni pasear delante de la casa del cerdito. Nada de fiestas ni alegrías. Todos callados y a trabajar para el presidente, que por algo es el que manda.
Y pasó otro año. Todo era un desastre, nadie aceptaba las imposiciones de los tres. Nadie se fiaba de nadie. Todo eran mentiras y proclamaciones de grupos de animales de todo tipo que llamaban a una nueva Rebelión en la Granja.
En el cuento de Orwell son los humanos los que corrigen el desastre y retornan la paz social. En mi cuento, Sant Antoni cansado de tantos errores, convocó a todos los humanos de la granja. Encendió un gran fogueró, y torraron xua, panceta, llom, sobrasadas y botifarrones. Y se acabó lo que se daba. Bones Festes i per molts d'anys.





