El juzgado de lo Penal número 4 ha absuelto al alcalde de Bunyola Jaume Isern de un delito de homicio imprudente por el fallecimiento de un joven tras electrocutarse con una farola averiada.
Maldita farola y terrible e irreparable pérdida. La muerte de la joven víctima de 18 años no tiene reparación popsible a ningún nivel, ni para el pueblo ni mucho menos para su familia. Sin embargo, hay que entender esta sentencia absolutoria desde la aplicación del sentido común. Y de la ley, por supuesto.
No se entendía que la acusación conserara "clave" el papel del alcalde en el mantenimiento del alumbrado público del municipio. Está demostrado que faltó mantenimiento y que esa falta de mantenimiento fue determinante en el desenlace del suceso. Pero de ahí a pretender que el alcalde tenga que ir con unos alicates y cinta aislante revisando las farolas por si la empresa no ha hecho bien el mantenimiento hay un buen trecho.
Se comprende rápidamente la rabia de los padres de la víctima, pero erraron focalizándola en un alcalde que se ha pasado dos años con la carga de una petición de tres años de cárcel.
El asunto desató el pánico entre todos los alcaldes y concejales de la isla. ¿Quién iba a querer ser alcalde de su pueblo si por un suceso así puedes acabar en la cárcel?. La sentencia parece haber puesto las cosas en su sitio. Hay un culpable, que es el electricista responsable. Dos años de prisión, que ya se verá si conllevan ingreso en la cárcel.
Muchos alcaldes han respirado aliviados con la sentencia que sienta un precedente cargado de legislación y de sentido común. Otra cosa es que el Ayuntamiento haya quedado liberado de la responsabilidad civil. que el alcalde no supiera si la farola tenía un 2puente" es una cosa. Otra, que el Consistorio quede como un enten que no gestiona con pulcritud las propiedades públicas.
