Leo esta semana la siempre interesante columna de opinión de José Manuel Barquero y me llama la atención que no se haya hecho justicia, por partida doble, en el tratamiento de la noticia sobre una iniciativa legislativa de el PI (Proposta per les Illes) sobre la custodia compartida. La primera injusticia que menciona es afirmar que están en contra de esta figura todos los colectivos feministas de las islas. Esta afirmación no resiste ni la primera búsqueda en Google. Lo que no quieren los colectivos feministas es que la custodia compartida sea automática. El PI tampoco. Esto lleva a la segunda falacia: decir que el texto presentado por este partido político defiende el carácter automático de esta figura. La palabra “automática” no aparece ni una sola vez en las 8 páginas de la iniciativa presentada. El término preferente lo hace con frecuencia.
El artículo 6.2 de la iniciativa del PI dice claramente que el Juez adoptará de forma preferente la custodia compartida por el interés de los menores excepto cuando la custodia individual sea más conveniente, atendiendo a unos condicionantes que ya quisiera yo se hubieran tenido presentes hace unos años. Al proponerse la custodia individual como posible se desmonta la teoría de la automatización. El carácter automático implica que no hay opciones. Que es único. El carácter preferente indica que sí las hay aunque una tenga prevalencia sobre el resto. La diferencia semántica es importante.
La relación divorcio – custodia compartida de manera automática supondría asumir un determinismo científico en una cuestión que dista mucho de ser una ciencia exacta, entre otras cosas porque hay personas con diferentes intereses detrás de esa decisión.
Hay que recordar el momento en el que se otorga la custodia del menor: tras una separación o divorcio. Es un momento de negociación, con mayor o menor acuerdo, entre las partes para individualizar la cosa común: proyectos de vida, educación de los hijos, amistades, negocios, patrimonios, etc. Factores heterogéneos que inevitablemente se mezclan y se emplean como moneda de cambio. Negociar es ofrecer lo que se tiene, a cambio de obtener lo que tiene la contraparte. Si a una de las dos se le ofrece, ab initio, la ventaja de disponer de la custodia compartida de los hijos, estará tentada de emplearla para exigir algo a cambio. El hecho de que si las dos partes están de acuerdo, el Juez suele concederla, agudiza esa presión de la parte que goza de esa ventaja. Alguna vez he oído horrorizado aquello de “tuve que pagar tanto dinero para poder ver a mis hijos lo que quería”.
El carácter de preferente en la propuesta de el PI está soportado por las figuras de la mediación, la voluntad del menor, la aptitud y voluntad de los progenitores y la posibilidad de recabar informes médicos, sociales o psicológicos para valorar la idoneidad de los adultos para determinar el régimen de custodia. Esa idoneidad final se muestra como el resultado de un proceso que dista mucho de ser automático.
Quien ha votado en contra, argumentando el carácter automático de la custodia compartida de esta propuesta, miente, no la ha entendido o no la ha leído. Si el voto en contra es por un tema de falta de competencias de la Cámara balear al legislar esta cuestión que pudiera ser competencia del Estado, en base al artículo 149.1.8 de la Constitución, no tengo argumentos jurídicos para opinar. Quienes votaron en contra porque crea inseguridad jurídica, me gustaría conocer sus argumentos. Ambos criterios los respeto pero, en ningún caso, se puede rechazar por el carácter automático de la custodia compartida, porque no es cierto que así sea.
Quienes se postulan como progresistas no deberían votar en contra ante una proposición de ley en la que prima la igualdad y la no discriminación por razón de sexo porque, en el fondo esa es la cuestión. Subyace una discriminación por ser padre y no madre. Con esto no digo que los padres siempre merezcan la custodia compartida. Como se dice, hay de todo en la viña del Señor. No, pero al menos tiene que otorgársele ese derecho en base a aptitudes y actitudes pasadas y futuras para con el menor y no en base a su sexo.
Las estadísticas en Balears muestran que, de la totalidad de custodias que se dieron en 2015 por divorcio, un 4% fueron para el padre, un 57% para la madre y un 38%, fueron compartidas. La tendencia es positiva: desde 2013 se han incrementado las custodias compartidas en un 51% en Balears siendo la segunda Comunidad en la que más custodias compartidas se dan, tras Cataluña. Un lujo si nos comparamos con los extremeños que solo reciben custodias compartidas en un 8% de los divorcios, ¡30 puntos porcentuales menos que Balears! A los extremeños se les fomenta la convivencia al máximo. La Junta les paga los muebles y las cortinas para que por lo menos, los costes derivados del hogar no sean motivo de discusión. Eso sí, si la convivencia falla y se divorcian, la custodia de los hijos casi siempre, es para la madre. Ja aniran vius els pares.
Por cierto, el texto presentado por el PI está basado en la versión catalana, líderes a nivel estatal en custodias compartidas y gozaba del agrado de Podemos quienes, en una muestra de su habitual indecisión política, acabaron rechazándola y votaron en contra. El Diputado de Podemos dijo, según se extrae del diario de sesiones del Parlament "No vamos a dar apoyo tampoco a las enmiendas del PP y tampoco a las de El Pi, salvo a la referida a la custodia compartida". Luego votaron en contra porque lo habían mirado mejor.
Leyendo íntegramente la proposición de ley, no tengo más que suscribir las palabras de mi colega Barquero. Es difícil encontrar un texto más sensato en esta materia, que el presentado por Jaume Font y Pep Melià. Suscribo con cierta nostalgia todo lo que ahí se dice. Es un texto que parte del principio absoluto de igualdad, que prioriza el interés del menor y que vela por las relaciones continuadas entre ambos progenitores con los hijos, tras la separación.
Escuché esta semana en el programa Múltiplex de IB3 Radio a un miembro de una asociación que, dando su opinión personal, decía que solo los progresistas son capaces de cambiar el mundo. Yo le diría que los progresistas no son los que más veces y más alto dicen que los son, sino quienes más hacen por el progreso hacia la justicia y equidad.





