Son Armadams, barrio rosa

"Soy fisioterapeuta y estoy harta de que llamen pervertidos"

La historia de Marga, nombre ficticio de la protagonista de este artículo, es la misma que sufren otras muchas fisioterapeutas y masajistas de la isla, en especial las que trabajan en Palma. Y es que la explosión de locales de masajes orientales en la capital balear, sobre todo en la zona de Son Armadams, está provocando que reciban un aluvión de llamadas y mensajes de WhatsApp de un tipo de clientes que busca servicios de índole sexual.

Marga lleva más de una década dedicada a "ofrecer masajes personalizados, donde combina sus conocimientos de fisioterapia con las ganas de transmitir paz para una experiencia única y satisfactoria", según ella misma explica. Fisioterapeuta diplomada en el 2007 por la Universitat de les Illes Balears (UIB), ha viajado por medio mundo. "Los locales que hay en Son Armadams, que es mi barrio, me recuerdan a los que vi hace ya años en Thailandia", asegura antes de matizar que "allí, como en Cuba, prolifera el llamado turismo sexual".

"En Ámsterdam tienen el Barrio Rojo y nosotros aquí tenemos el Barrio Rosa", lamenta. No en vano, en esa zona se concentran hasta nueve negocios de este tipo en tan solo 500 metros. Concretamente, desde el final de Marquès de la Senia hasta el principio de la calle Monsenyor Palma. "Desde que han abierto, no paran de llegarme mensajes de WhatssApp o llamadas de pervertidos que buscan pagar a cambio de sexo. No se cortan en absoluto y son muy explícitos", subraya. "Este tipo de cliente también busca chicos. Tengo a un compañero que está amargado por la cantidad de mensajes que recibe", asevera.

"Personalmente, una de las cosas que más me molesta es que se llamen masajes cuando todo el mundo sospecha que ofrecen otros tipos de servicios de carácter sexual", explica para luego agregar que "desconozco si se llevan a cabo las inspecciones debidas y no entiendo que clase de licencia tienen para tener abiertos todos los días de nueve de la mañana y hasta la madrugada".

La fisioterapeuta apunta que "te paseas y ves a las chicas en el exterior del local, con minifaldas y zapatos de tacón. Me resulta difícil de creer que sean sólo masajes... tal y como ellos anuncian. Además, ocasionan mucho ruido y muchas molestías a los vecinos. Los hay que no pueden ni dormir por las noches". "No creo que estén en esa zona por casualidad. Allí tienen cerca lugares de marcha, como el Marítimo o Santa Catalina. Se van a hacer suyo un barrio que era residencial", añade.

Cabe recordar que los masajes orientales llegaron hasta el Ajuntament de Palma, donde representantes vecinales de la barriada intervinieron en último pleno de la legislatura para intentar de frenar un problema que puede aumentar en la temporada veraniega con la llegada masiva de turistas.

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