El mejor momento sociosanitario del verano, sin duda, es el que nos brinda cada año, Proyecto Hombre. Acostumbra a ser un acto multitudinario en el que los protagonistas, afectados por una adicción y terapeutas, comparten con la sociedad los resultados de sus programas. En un oasis de paz, en una atmósfera de positivismo, se hace visible la magnitud de las consecuencias de unas de las mayores lacras de nuestra sociedad.
La dependencia a drogas cercena vidas, pervierte voluntades, provoca delincuencia, genera dolor, enferma, excluye de la sociedad y arrastra a las personas hacia un precipicio..., del que solos no pueden salir.
Proyecto Hombre tiene la habilidad de despertar conciencias adormecidas y provocar sinergias. De hacer partícipes a todos los eslabones de una problemática universal, compleja y refractaria a medidas simplistas y cortoplacistas. Concilia el apoyo unánime de todos los ámbitos de la sociedad, entre los que destaca por su constancia y fidelización, el de la Reina emérita, Doña Sofía.
En una sociedad materialista, ególatra, que sobrevalora los bienes y menosprecia los principios, unas pocas asociaciones, generalmente impulsadas por hiperliderazgos muy comprometidos, ayudan, a los más débiles, a romper el círculo vicioso que les ha llevado a la marginalidad y les da la mano para recuperar la dignidad.
En Proyecto Hombre, en este último año ha sido importante el esfuerzo en potenciar la reinserción integral, en la que el escalón definitivo y más escurridizo es el laboral.
La reunión de este verano ha estado marcada por la presentación de la nueva sede. Aumentan, de forma espectacular, las posibilidades de los programas de recuperación. Incrementa la oferta asistencial y la calidad de la atención prestada.
El dolor por la ausencia de Juan Manuel Quetglas (EPD), director general de la entidad hasta su reciente fallecimiento, se respiraba en todos los rincones.
El protagonista involuntario, ha sido, una vez más, su majestad Tomeu Català; despierta admiración, respeto, consideración y reconocimiento. Tomeu es la persona que más vidas recupera en la comunidad, el mayor impulsor de las segundas oportunidades y el mago de la materialización de los sueños imposibles.
Que Dios le guarde muchos años.





