Por lógica, tocará esperar al final de la temporada turística de este año -esperemos que sea cuanto más tarde mejor- para que el sector hotelero y toda la industria turística hagan sus respectivos balances de la temporada y sepamos si ha sido buena, muy buena o histórica. Efectivamente, eso dependerá mucho de cuándo acabe, de las ocupaciones de septiembre y octubre. En este sentido, algunas cadenas de tamaño medio me han mostrado sus niveles de reservas para esos meses en toda la isla y son realmente excelentes.
Pero al margen de las cuentas se hace necesario analizar hacia dónde caminan nuestras principales zonas turísticas. Empezamos el año poniendo toda la atención al fenómeno de Punta Ballena y todo Magaluf. Creo que hay que felicitar ya a estas alturas del verano a todos los responsables de la zona. A los políticos que han diseñado nuevas ordenanzas, a los que las han aplicado y a los que han decidido acompañarlas de más presencia policial. Sumemos a hoteleros y empresarios del ocio. Magaluf, en cuanto a conflictivad, ha dado ya el primer salto. Desciende el turismo gamberro en la misma proporción en la que han vuelto las familias a la zona. La inversión hotelera y su apuesta empiezan a dar sus frutos. Adiós al mamading, a las grandes broncas y a las peleas multitudinarias. Queda mucho por mejorar pero ya hay un camino que hará que Magaluf sea irreconocible en pocos años.
Mientras Magaluf empieza a lavarse la cara, se nos ha colado por detrás un larguísimo rosario de casos de delincuencia, de violencia, de inseguridad y de broncas multitudinarias en la Platja de Palma. Pido una reflexión seria y decisiones rápidas para cambiar todo lo que hemos conocido este año en nuestra mayor pero más madura zona turística.
El Plan de Reforma Integral de la Platja de Palma no resolverá la bronca entre trileros y turistas, la reciente agresión de un turista a una vecina, el botellón, la venta ambulante, los problemas de suciedad y las manifestaicones etlíicas de madrugada cortando el tráfico de las que hemos tenido pruebas en video.
Cort es quien debe hacer la principal reflexión a todo los niveles, urbanístico y policial. Pero los hoteleros también deben mirar hacia adelante y no cegarse con la estupenda cuenta de resultados que obtendrán este año. Platja de Palma no puede ser el "nuevo Magaluf" ni el refugio de los indeseables. Y este año hemos visto más indeseables que nunca, tanto de los que vienen en avión de bajo coste como de los que aparecen con el 'trile' así que llega la temporada, o los carteristas y los del top manta.
Aprendan lo que Magaluf en su conjunto está empezando a enseñar al resto.





