La directora de Televisió de Mallorca dice que con su cierre se perderían 100 trabajos directos, y muchos más indirectos. Brillante defensa. Hemos dado con la solución contra el paro: crear 30 televisiones públicas. Hablaríamos de 40.000 trabajos directos, y muchos más indirectos. El pleno empleo en Baleares. Pero lo cierto es que esto no es viable. No es viable porque no es una necesidad ciudadana imprescindible. Se trata más bien de un lujo. Un lujo porque la Televisió de Mallorca es un producto exclusivo, del que disfruta un grupo muy, muy reducido de espectadores. Y la Administración no está para servir solo a unos pocos, sino a cuantos más sea posible. No es de recibo que en el Archipiélago cueste más una cadena pública de escasa audiencia que casi la única universidad. El argumento de los empleos que se pierden es el único al que pueden recurrir los afectados, ya que no pueden justificar el servicio imprescindible de su televisión para la sociedad. Los datos de audiencia los dejarían en clara evidencia. Los que se van a manifestar contra del cierre de la Televisión de Mallorca solo hablan del problema que va a suponer para ellos mismos el cese de emisiones. Apenas mencionan de lo que va a significar para la inmensa mayoría de los mallorquines. Y por suerte, la Administración está para tratar de que el beneficio individual no vaya en oposición al colectivo.





