Todas las personas merecen, a priori, el crédito de presumir que serán capaces de llevar a cabo la tarea que se les ha encomendado, el beneficio, al menos, de la duda.
Con los partidos políticos no ocurre lo mismo, porque, incluso poniendo al frente de las responsabilidades asignadas a personas de valía, la propia organización hará que su gestión sea totalmente previsible, para bien, o para mal. Estamos cansados de experimentarlo esta última legislatura.
Atribuir a Podemos las consellerias responsables de áreas tan sensibles como agricultura y pesca, o comercio, industria y energía es, llanamente, una temeridad. Armengol nos fía a quienes no solo no tienen conocimiento alguno de dichas áreas, sino, sobre todo, a quienes rechazan frontalmente la personalidad empresarial que se encuentra detrás de estas actividades, vitales desde tantos puntos de vista. Los defensores del top manta regularán el comercio, ahí es nada.
Si, finalmente, Mae de la Concha acaba gestionando la conselleria que debe entenderse con el sector primario, a quien realmente ha hecho un enorme favor Francina Armengol es a Gabriel Company, empresario agrario y experto en la materia, a quien se le abren todas las posibilidades del mundo para un pimpampum semanal contra el Govern.
Y si, como parece a estas horas, Juan Pedro Yllanes adorna su inaudita vicepresidencia asumiendo la cartera autonómica de comercio, industria y energía, la fiesta será completa, puesto que lo más cercano que este señor, -lógicamente, funcionario, en su condición de juez en excedencia- ha estado de la actividad empresarial debe haber sido cuando ha juzgado algún delito económico.
Sobre no tener ni idea de la materia, ambos forman parte de la menguante formación política cuyo ideario se fundamenta en un ramillete de consignas y prejuicios y ni una sola idea nueva o mínimamente útil para la economía productiva, en la que no creen.
La futura presidenta del Govern ha hecho la peor de las elecciones posibles, sucumbiendo a la primera al cambalache de sillas y cargos que le han planteado sus futuros socios. Una total y absoluta temeridad y una gran noticia para la oposición.
