Tener un animal de compañía implica una responsabilidad similar a la que adquirimos cuando tenemos un hijo. Hay que alimentarle adecuadamente, educarle, facilitarle el ejercicio, darle cariño, cuidar de su salud…
Por eso resulta ejemplar, la condena a un año de cárcel a un individuo que hizo todo lo contrario: jamás le llevó al veterinario, le dejó solo en un patio, atado tan corto que no se podía levantar. Sin apenas alimentos y agua, tan enfermo de tristeza, deshidratación e inanición que murió a las pocas horas de ser rescatado.
Esta sentencia de un juzgado de lo penal de Palma, que se logró gracias a la pericia de la letrada Salomé Zanoguera, sienta un precedente que nos anima a seguir luchando contra la gente que no sólo no asume su responsabilidad, sino que actúa como un criminal, pues ahora sabrán que pueden ser condenados a un año de cárcel por un delito de maltrato grave a animales domésticos.





