No haré de Willy Toledo ni de Pere Muñoz intentando esclarecer hasta que punto la concepción de vida occidental supone una provocación inasumible para los practicantes de la religión musulmana, ni si es justificación ante cualquier matanza el intervencionismo que desde hace siglos se practica sobre ciertas tierras, curiosamente, ricas en el oro negro. Detrás de la Yihad, además de fundamentaciones religiosas, están intereses económicos a la vista. Hay quienes les interesa recordar al ‘primer mundo’ que existe un juego de equilibrios que conviene no ignorar, y a quien lo olvida le llega un toque de atención.
Mi visión en este caso es extremadamente crematística, que no materialista. Para hacer la guerra se necesitan armas, y para adquirir o fabricar las armas se necesita dinero. Tan simple como esto. A partir de ahí, Quid prodest? Quien financia la Yihad? Pues, lamentablemente, todos nosotros.
Aunque no siempre, cuando repostamos carburante o hacemos uso de cualquier servicio en el que media el petróleo, estamos ayudando, aún sin querer, a que la dinastía reinante en Arabia Saudí -primera potencia petrolera mundial- ampare y sufrague la actividad del Estado Islámico y otros grupos a pesar de sus intentos de dar una imagen de cooperación con Estados Unidos y de buenas relaciones con las monarquías europeas, entre ellas España.
No olvidemos que la dinastía de los Saud, reinante en Arabia Saudí, ascendió al trono gracias a un pacto con una secta musulmana llamada Wahabí que es reconocida como la más radical del Islam. Los Wahabíes son quienes legitiman la monarquía saudí.
Mientras tanto, para cualquier españolito de a pie, vivir al margen del petróleo es árduo trabajo teniendo en cuenta las dificultades que encontramos a la hora de usar de energías renovables. Las políticas públicas a favor del consumo de energía solar, eólica e hidráulica son todo menos efectivas. A todos esos grandes mandatarios reunidos recientemente en París para manifestarse en contra de los atentados, se les podría recordar su papel en todo esto.
Soy consciente de que el entramado de relaciones entre los propios estados de Oriente Medio es un punto importante en la existencia de los grupos yihadistas, y que por tanto mi punto de vista puede parecer un tanto simple. A pesar de ésto, muerto el dinero se acabaría la rabia.





