Todas las previsiones nos indican que la éste será un excelente año para la ocupación hotelera. Es sin duda una muy buena noticia que todos celebramos con la esperanza que ello repercuta en los índices de ocupación laboral de los baleares.
Después de tantos años seguidos de malas noticias macro y microeconómicas, todo lo que sean datos que invitan al optimismo son más que agradecidos. A todo ello se generan dos grandes dudas que sólo al final de la temporada podremos valorar su efecto.
El primero es si además de una mayor contratación de profesionales por parte de las empresas que prestan servicios turísticos se producirá una mejora en unos salarios tan recortados últimamente. Somos conscientes de que no podemos llegar a los índices de 2007 pero entre eso y abonar a un mileurismo de por vida a profesionales cualificados va un trecho.
En segundo lugar, y más importante estructuralmente, veremos si se ha llevado a cabo alguna acción para la “reconversión” o si sólo sigue siendo una promesa para llenarse la boca como se lleva haciendo desde hace 20 años. Veremos la reacción después del escándalo del mamading que destapó mallorcadiario.com.
No sólo corresponde a los empresarios turísticos llevar a cabo un cambio del turismo de masas por un turismo de calidad corresponde al Parlament y a la Administración aprobar toda la normativa necesaria para ello. Resumiendo, que estamos como siempre en manos de los políticos y de los empresarios turísticos.
A todo ello, muy obvio por cierto, lo que me pregunto es que si nuestro optimismo viene derivado por cifras de ocupación y no por cifras de gasto efectivo, si a nivel general se entendería como positivo que para el año 2016 se anunciara una presencia menor de turistas como fruto de un cambio de modelo turístico.





