Jamás pensé poner en un mismo saco a dos personas, aparentemente tan distintas, pero así será: Amadeu Corbera y Ana María Aguiló o Ana María Aguiló y Amadeu Corbera porque, en este caso: tanto monta monta tanto.
Twitter mata señores. Bueno, no es que mate... es que, directamente fulmina. Y sino que se lo pregunten a ambos.
Ana María Aguiló, aquella que presumía de ser la “reina del twitter” en el grupo parlamentario popular la pasada legislatura. La misma que sumaba miles de followers (amigos y enemigos a partes iguales). La misma que vió como Twitter suspendía momentáneamente su cuenta por publicar fotografías de menores sin el consentimiento de sus padres en mayo del año pasado. Aguiló, esa misma reina de las redes que es la voz de su amo. El repetidor anónimo de un enemigo del presidente de la junta territorial del PP de Palma, José María Rodríguez.
A Ana María Aguiló la ha matado Twitter y la ha matado su ambición unida a ese postureo que siempre ha practicado (presuntamente). Su incontinencia verbal necesitaba una válvula de escape y, supongo, Aguiló se dejó llevar por las puertas traseras de las redes sociales. Amparada tras un perfil falso de nombre Pepito Grillo, Aguiló se dedicó a ejercer de troll en Twitter (presuntamente). Sin complejos, sin miramientos... sin piedad. Sí señora, y amiga, Aguiló yo no me la creo. Yo personalmente, yo y sólo yo pienso que la cuenta troll es suya, aunque lo niegue Intoxicando y metiéndose con sus compañeros de partido.
Dirigiendo sus críticas directamente a la línea de flotación, actuando de la forma más ruín que pueda hacer una persona: sin dar la cara. Tirando la piedra y escondiendo la mano. Como un hermano que muerde a otro hermano. Cainísmo le llamamos en mi casa a esto. Ana María Aguiló, cainita (presuntamente).
En resumen, tras el destape de la verdadera identidad de Pepito Grillo, Aguiló tenía hasta ayer para presentar ante el comité de garantías del PP la denuncia que, dice, había interpuesto para demostrar que ella no era Pepito. Ejem. Twitter la ha matado y el comité supongo la rematará. Como debe ser, es muy grave lo que creo yo que ha hecho con sus compañeros y partido.
Y Amadeu Corbera, el polo opuesto a Aguiló en cuanto a ideología que también ha muerto en la batalla twittera. Corbera, el azote del PP (más o menos como Aguiló), ese militante de Esquerra Republicana de Cataluña que ha insultado (cara alta, eso sí) a la derecha. Corbera, el profesor del Conservatori de ideas incendiarias que ha disfrutado como un auténtico cerdo metiéndose con el PP y sus afiliados. Por lo que parece, Corbera se contagió del espíritu Pepito Grillo y se dejó llevar por el trolleo. Pero en este caso, por el trolleo más vil: meterse con un ex alumno (menor de edad) por sus ideas políticas.
Corbera se disculpó públicamente, o sea en la misma red donde préviamente había metido la pata. Bien por él, lo mínimo es dar la cara. Y tras disculparse, ha desaparecido del mapa borrando su cuenta de Twitter.
Lo dicho señores, Twitter mata. Dos de las estrellas de las redes (de la izquierda y de la derecha) se han estrellado esta misma semana. Por la boca muere el pez, y en este caso han muerto Aguiló y Corbera, juntos, de la mano. Qué bonito, qué romántico...
Perdón. Me estaba dejando llevar por la imaginación.
En resumen: cuidado con los tuits que los carga el diablo.








