Mientras un juez ordena que se mantenga insepulto el pellejo de La Veneno -no sé quien es pero la comparan con Bárbara Rey (será por el grosor los labios digo yo)-, los comerciantes de Los Geranios y General Riera andan poco contentos por haber sido eliminados del listado de zonas beneficiarias de las luces de Navidad. Por otra parte, las calles que sí podrán disfrutar de la iluminación lo harán, por decisión de Cort, con una semana de retraso respecto años anteriores.
A nadie se le escapa que las luces navideñas son todo un elemento sugestivo para empezar con las compras típicas de la época, y que su encendido es entendido como un “sus”. Lógico es, entonces, que aquellos pequeños comercios que no pueden permitirse llenar una fachada de 80 metros lineales de guirnaldas luminosas, se entiendan perjudicadas en su lucha diaria y constante para evitar ser fagocitadas por los grandes centros comerciales. Aunque pueda ser criticado como un hecho consumista, lo cierto es que de ello viven muchas familias y no hay que tomarlo a la ligera.
El caso de los establecimientos de General Riera, sobretodo de la zona de la Plaza París -y en especial la calle Francisco Fiol i Juan- es más flagrante puesto que los comerciantes realizaron hace varios años una aportación especial al Ajuntament de Palma para que fueran compradas unas luces de Navidad para ser instaladas en sus calles. Ahora, resulta, según indican, que los operarios no pueden instalar dichas luces porque, según les comunicó un responsable de Cort, “no las encuentran”. No se sabe si ha venido una nave extraterrestre y las ha abducido, si se han convertido en polvo cósmico, o simplemente si alguien las ha sustraído para venderlas al peso a un chatarrero, pero lo que es cierto es que esta entrañable zona comercial de Palma, que lucha día a día para hacerse un hueco frente a los establecimientos de intramuros, se ve privada de un privilegio del que sí gozan Jaime III o Sant Miquel.
Entra dentro de lo surrealista que se hayan perdido las luces que antaño eran instaladas en las inmediaciones de Plaza París. ¿De verdad se pueden perder unas luces que por su diseño está claro su destino? ¿No están suficientemente custodiados los almacenes municipales? ¿Alguien las ha estropeado y lo están encubriendo? Fuere lo que fuere lo que ha pasado, lo cierto es las quejas de los comerciantes están más que justificadas.





