El Elche se dejó sus opciones de play off hace unos días en Córdoba y más allá de las matemáticas, sus jugadores lo saben. El Mallorca le ganó porque puso más empeño en todas las facetas del juego: defensa, control, intensidad y afán. Sus dos goles subieron al marcador por la tozudez de Lago Jr y Roigé, sus autores, en golpear sendos balones trompicados dentro del área visitante. Una zona, la de los sustos, que los alicantinos sólo pisaron al final cuando ya no había remedio y su tanto se quedaba en pura anécdota.
El equipo de Fernando Vázquez conserva ese soplo de vida que, salvo novedosas contingencias, debe asegurar su permanencia. Al verle en acción me acuerdo de aquel baile popularizado por el dúo Johny y Charlie en los años sesenta: la yenka. Izquierda, derecha, adelante y atrás, un, dos tres. El Mallorca que sale fuera de casa da más de un paso en retroceso y luego, en Son Moix, recupera la posisición. El plano se reproduce en la clasificación semana tras semana.
La victoria en el antepenúltimo asalto de la liga fue merecida. La primera parte los locales practicaron un fútbol aceptable, no tanto en la continuación. Pese a ello tampoco menudearon las ocasiones, por lo que se impone la prudencia antes de poner las campanas a repicar. A estas alturas sobra cualquier análisis y lo único importante son los puntos, aunque sean de sutura.
El partido del domingo no será el mismo, a menos que Oltra y los suyos viajen sin opciones, pero no precipitemos acontecimientos.





