El acuerdo de todos los partidos de avalar una inversión de 30 millones para el Palacio de Congresos es la mejor noticia que podría darse para acabar el año. La incapacidad del Ajuntament de Palma para terminar el edificio iniciado la pasada legislatura es más que manifiesta, pero la ciudad necesita un palacio de congresos, gobierne quien gobierne. Más adelante se juzgará la gestión de Calvo con la empresa que impulsa el palacio de congresos, pero ahora hay que acabar las obras y poner en marcha los servicios, que supuestamente permitirán la celebración de eventos en temporada baja, lo que implica más ocupación hotelera y más gasto en restauración para los visitantes. Otras ciudades españolas ya han experimentado lo que supone la puesta en marcha de un palacio de congresos y todo son ventajas. Palma no puede quedarse atrás por falta de financiación o por la escasa sintonía entre la alcaldesa y la empresa que construye el edificio.
