No tiene ningún sentido que el presidente de la Federación Balear de Fútbol convocara una rueda de prensa para desmarcarse del proceso iniciado contra su homónimo de la Española, Angel Villar. Solo se informó a través de diversos medios que la sede de Son Malferit y la Mutualidad sita en frente habían sido objeto de registro por parte de la Guardia Civil, pero nadie implicó a ningún miembro de la Territorial, al contrario de lo practicado en Tenerife en relación al señor Padrón y su secretario.
Solo a siete de las federaciones autonómicas les ha sido requerida documentación presumible y presuntamente relacionada con el caso, pero la sospecha no recae sobre sus dirigentes, al menos de momento, por lo que no era necesario provocar la sensación de que una excusa no solicitada indica base para una investigación. No, todos sabíamos que la Balear no era investigada. La evidencia obviaba la explicación. El tiempo dirá si, en efecto, había razones para husmear por estos pagos o no y, de haberlas, si alguien conocía su existencia.
El caso parece lo suficientemente intrincado y plagado de personajes con intereses de distinta índole, que lo más prudente es dejar trabajar a la Justicia que, aunque lenta, siempre llega. O eso dicen. Tampoco es la primera ocasión en la que todo el mundo habla o murmura durante mucho tiempo y no faltan aquellos que resucitan oportunamente con el clásico “ya lo decía yo”. Tenemos ejemplos muy próximos situados en unidad de acción, espacio y época. Como en una obra de teatro.