Esta semana se ha dado a conocer un nuevo estudio de Adecco sobre el envejecimiento de la sociedad o lo que es lo mismo sobre el invierno demográfico.
Es un hecho real que nuestra sociedad, la de Baleares como la de España, cada vez tiene más gente mayor de 64 años y menos de 16. Lo que causa una grave problema de sostenibilidad de lo que se ha venido a llamar sociedad del bienestar.
España, al igual que ocurre en algunos países de la UE, tiene en el envejecimiento de la población uno de los mayores retos a afrontar a medio y largo plazo. Éste se explica por el aumento de la esperanza de vida, y la progresiva y acusada caída de la natalidad en nuestro país desde los 80.
Conscientes de esta realidad y de la necesidad de garantizar la sostenibilidad del Estado de Bienestar, nuestros políticos deberían tomar una nueva orientación en su política demográfica basada en las siguientes ideas principales:
• La incorporación de la mujer al mundo laboral incrementa las tasas de fecundidad siempre que vaya acompañada de medidas de conciliación de la vida familiar y laboral, adecuadamente repartidas entre hombres y mujeres, como ocurre en los países nórdicos.
• Paralelamente, impulsar la tasa de fecundidad también requiere un mayor apoyo fiscal a la familia, especialmente en los primeros años de infancia de los hijos, como así se ha producido en Francia que llegará este año al nivel de relevo generacional (2,1 hijos por mujer, aquí en Baleares estamos en 1,30 hijos por mujer).
• Ayudar a revertir el envejecimiento de nuestra población exige un mayor debate y consenso entre los agentes sociales, tomando como punto de partida el hecho de que disponer de una población joven constituye un elemento esencial, entre otros, para garantizar la sostenibilidad del Estado de Bienestar.
Pero mucho me temo que nuestros políticos no verán este acuciante problema que las estadísticas de proyección de población del INE vaticinan para el 2050 como asfixiante, ya que están mirándose el ombligo para ocupar un sillón sin tener en cuenta el bien común y el futuro de la sociedad que les ha votado. Y así nos va, dentro de poco será tan elevado el coste público para mantener esa gran masa de población envejecida, no habiendo población joven para cotizar , que no se sostendrá esta sociedad del bienestar. Y entones todo serán lamentaciones.





