La vida de tabernero no es fácil. Y mucho menos en Palma. No solo tiene que lidiar con los avispados de turno que se intentan escaquear sin pagar la cuenta, con los que empinan el codo más de la cuenta, con el vecino que le tira el agua de fregar en el toldo, con las normativas municipales de las terrazas.... No, lo peor es el niño pesado que te borra el menú del día que con tanto esmero has escrito en la pizarra para que todo el mundo lo vea. O tu oferta del desayuno, o de la merienda. Nunca falta el niño que lo emborrona todo. Así no hay manera de hacer marqueting.
Luego sucede lo que ven en la fotografía. Los hay que pasan directamente a la intimidación para proteger su pizarra.