Y con la soberbia, ¿qué hacemos?

Media isla anda tocando las castañuelas con la decisión del Govern de permitir la apertura ininterrumpida de las terrazas de bares y restaurantes hasta las 22.30, media horas antes de activarse un toque de queda que permanecerá entre nosotros tras la derogación del Estado de Alarma.

La ‘media isla’ que toca las castañuelas son los clientes. La otra media, un sector de la restauración maltratado, ninguneado y al que el Govern le sigue haciendo pagar el pato de la pandemia. La restauración, entre otros como el ocio o el comercio.

La soberbia acaba siendo una cómoda compañera de viaje para los gobernantes. Es tocar la moqueta del despacho, y les sale la soberbia por las orejas. No se puede pensar otra cosa del Govern de Francina Armengol que, desde el principio de las restricciones por la pandemia, no ha hecho otra cosa que imponer sus decisiones a los sectores afectados por cada medida a aplicar sin el más mínimo consenso o diálogo previo.

No ha habido una sola reunión con los sectores económicos durante estos largos meses en la que se haya podido discutir nada. O acudían a la cita sabiendo lo que se iban a encontrar porque el Govern lo había filtrado previamente a su conveniencia, o se encontraban con que la reunión iba a ser solo informativa porque las decisiones ya estaban tomadas.

Esto volvió a suceder ayer mismo. Todos conocíamos la decisión de mantener los interiores de bares y restaurantes cerrados al menos dos semanas más, a pesar del decaimiento del Estado de Alarma.

Uno podría esgrimir la estrategia de Díaz Ayuso en Madrid para encontrar las diferencias con el Govern de Armengol, pero no hace falta. Son de todos conocidas. Lo que es incomprensible es que esos interiores de los locales lleven cerrados desde diciembre y que desde marzo Baleares esté entre las CCAA con la incidencia por Covid más bajas de España. Como ahora, que somos la segunda, tras la Comunitat Valenciana. Y ante esto, restricciones duras.

La excusa es salvar la temporada turística. Por eso se nos piden más y más sacrificios a los contribuyentes. Todos a obedecer porque nos han puesto la zanahoria delante de las narices. ¿Y si la temporada acaba siendo corta o delgada?. ¿Nos va a compensar alguien?. Alguien pedirá disculpas a ciudadanos confinados por las noches, a empresarios arruinados y a trabajadores muertos financieramente?.

A veces se da la circunstancia de que a los gobernantes les desaparece la soberbia. Es cuando se acercan las elecciones. Si faltara menos de un año para ir a las urnas, a Francina Armengol se le vería otro talante y se tomarían otras decisiones.

Otra demostración más de su soberbia. Recientemente, en el Parlament, la oposición pidió explicaciones por la decisión de prorrogar las restricciones cuando la incidencia del coronavirus es tan baja. La respuesta fue que los datos son buenos gracias a las medidas del Govern. ¿No se le olvidó nada a Armengol?. ¿Se ha olvidado de los ciudadanos, de los empresarios, de los trabajadores que se han sacrificado durante tanto tiempo?

Me faltan los aplausos del Govern a los ciudadanos. Un reconocimiento en público por su sacrificio, por su ruina, por obedecer calladitos y sin rechistar, por seguir en ERTE o haberse ido al paro.

Pero para todo eso es necesario ser más humilde, menos soberbio, y que tengamos elecciones pronto. Si no, el mérito de lo bueno será suyo y los datos malos serán solo culpa de los que no vamos en coche oficial.

Es exigible diálogo de verdad. Discusión entre lo público y lo privado. Cuando te citas muchas veces con los mismos y te haces la foto pero la conversación es solo para imponer decisiones, eso no es diálogo.

Lo público y lo privado, efectivamente. Cuando mejor han funcionado las cosas ha sido cuando la colaboración entre ambos ámbitos ha sido clara y sincera. Ahora el Govern tiene la gran oportunidad de intentar ese diálogo sincero porque este jueves se renovó la Junta Directiva de ABONE, la patronal del ocio que tiene muchas empresas sin trabajar desde octubre de 2019. El nuevo interlocutor es Miguel Pérez-Marsá, que sustituye a Jesús Sánchez.

Escúchense porque el ocio también es turismo y también debe participar de la recuperación económica de las islas. Tiene propuestas por hacer y compromisos que adquirir. Pero alguien debería abrir la puerta para escucharlos.

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