Francina Armengol ha cruzado la línea roja de la confianza pública. Mentir sobre si conoce o no a un empresario imputado —y no uno cualquiera, sino Víctor de Aldama, investigado en el caso Hidrocarburos, en el caso Koldo, pieza clave en el rescate de Air Europa y ahora colaborador con la Justicia— no es un desliz, es un acto deliberado de opacidad política. Si alguien no tiene nada que ocultar, no miente. Pero Armengol negó conocerle de nada ni haberse reunido jamás con él.
Y no es un hecho aislado: ya lo hizo con Koldo García, exasesor del ministro Ábalos, quien la llamaba “cariño” y le prometía mantenerla informada. Una cercanía que la presidenta del Congreso nunca reconoció voluntariamente. Tampoco informó a los ciudadanos; las pruebas salieron a la luz por el trabajo de la UCO, no por transparencia institucional.
Este patrón no es una casualidad, es una estrategia de opacidad manifiesta, alejada de la ejemplaridad y de dudosa eficacia a estas alturas. Y deja una conclusión tan simple como inquietante: Armengol tiene cosas que esconder. ¿Qué más calla? ¿Hasta dónde llegan sus vínculos con los protagonistas de la trama de corrupción sanitaria de la pandemia a la que su Govern pagó 3,7 millones de euros por mascarillas defectuosas que jamás tuvieron la menor utilidad?
Armengol tiene cosas que esconder. ¿Qué más calla?
Mientras tanto, las consecuencias ya empiezan a aflorar. Hazte Oír ha presentado una querella y Vox exige reabrir la comisión de investigación sobre la compra de mascarillas. Y esto es solo el principio. Está por llegar el esperado informe de la UCO sobre la compra de material sanitario durante su etapa al frente del Govern balear. Cuando se conozca, es muy probable que Armengol tenga que volver a explicar lo que antes negó o minimizó. Pero su credibilidad ya está en ruinas.
El problema no es solo judicial. Es político. Armengol, hoy tercera autoridad del Estado y líder del PSIB-PSOE, no puede seguir parapetada en el silencio ni jugando al despiste. España necesita instituciones limpias. Y para eso, lo primero es decir la verdad.
