La presidenta del Govern, Francina Armengol, compareció ante la prensa para hacer balance de los primeros 100 día de gobierno. Lo hizo acompañada del vicepresidente Gabriel Barceló, quien también intervino para hacer su valoración del grado de cumplimiento de los acuerdos firmados al inicio de legislatura. También estuvieron presentes sus 9 consellers y conselleras, el Ejecutivo al completo que integran PSIB y Més. Como es natural, la presidenta centró su atención en los logros conseguidos, singularmente la devolución de la tarjeta sanitaria a los inmigrantes irregulares, la derogación de la polémica Ley de Símbolos, la renta social y el Plan para la Ocupación y también la recuperación de la paz social en las aulas y la incorporación de 364 nuevos profesores. Todas estas medidas estaban recogidas en los programas electorales de los partidos de izquierdas y nadie puede llevarse a engaño respecto a su puesta en marcha.
Pero también ha habido aspectos negativos en estas primeras 14 semanas de gestión del Govern de izquierdas, que tanto Armengol como Barceló orillaron en su comparecencia. Determinados nombramientos de altos cargos y asesores han sido muy controvertidos y algunos han tenido que echarse atrás, con acusaciones de falta de idoneidad e incluso de nepotismo. También el planteamiento que a menudo se hace por parte de miembros del Govern sobre la futura Ecotasa han generado reacciones adversas por parte de diferentes sectores económicos y del sector turístico, ya que pareciera que el Ejecutivo sigue en este asunto un plan preconcebido sin estar abierto al diálogo realmente.
Otro aspecto espinoso ha sido el malestar entre los funcionarios sanitarios por el incumplimiento del acuerdo del anterior Govern para abonar el complemento de carrera profesional. El personal afectado (la marea blanca) ya ha iniciado movilizaciones y amenazan con ir a la huelga, cosa que preocupa a la presidenta Armengol según ella misma reconoció. Y por último, y no menos importante, las fricciones públicas que mantiene con el Ejecutivo una de las formaciones que suscribieron el denominado "Acords pel canvi", Podemos. Mientras desde el Govern se asegura que los acuerdos se cumplen escrupulosamente, los de Alberto Jarabo tensan la cuerda, escenifican su discrepancia y acusan al Govern de olvidar el espíritu del acuerdo y de ningunearlos, lo que genera fuerte inestabilidad al Govern.
Como es de ver, hay cosas buenas y cosas malas. Y aunque el Govern es consciente de que le queda mucho trabajo por delante, en especial conseguir una mejor y más justa financiación para Balears, si los aspectos negativos no se corrigen pueden acabar lastrando la acción política del Ejecutivo a corto plazo.





