El anuncio de la Generalitat de que suprimirá la paga extra de Navidad a todos los altos cargos de su administración es una medida populista que intenta acallar a médicos y enfermeras de la sanidad pública catalana que están en pie de guerra por los recortes y dispuesto a ir a la huelga. Pese a ser demagógico no deja de ser un recorte necesario. No por el ahorro que va a suponer, que es mínimo (1,8 millones), sino porque en estos tiempos tan duros para muchas familias la sociedad quiere ver a los políticos arrimar el hombro y predicar con el ejemplo. Los ciudadanos de a pie ya se han apretado el cinturón hasta casi la asfixia, han visto como su poder adquisitivo se reducía día a día, y ahora es el momento de que los mandamases hagan sacrificios, de que demuestren que no son ajenos al sufrimiento de miles de familias. En definitiva, de que viven en el mismo planeta que nosotros.
