En Baleares no se puede hablar ni de brote ni de epidemia de escarlatina, pero en las últimas semanas muchos padres están recibiendo cartas de los responsables de varias guarderías o colegios, en las que le comunican que observen a sus hijos, ya que se han dado algunos casos de esta patología, que muchos consideraban erradicada de nuestro territorio, pero que ha demostrado que no es así. Esta enfermedad, de carácter infeccioso, aguda y febril, está producida por el streptococcus pyogenes del serogrupo A, tiene un periodo de incubación de dos a cuatro días, es benigna y propia de la infancia, aunque también puede aparecer en adultos. Es una patología autóctona, no importada y su origen suele estar en una bacteria que se instala en la garganta, tanto es así, que los síntomas suelen aparecer con anginas y granitos en la piel. De hecho, la erupción cutánea es el síntoma más evidente. Inicialmente suele tener el aspecto de una quemadura solar con pequeños puntos sobreelevados que pueden producir picazón. La erupción comienza primero en el cuello y la cara y se extiende al pecho y a los pliegues de la piel. La erupción forma las clásicas manchas rojas. Al sexto día de la infección, la erupción comienza su involución, pero la piel afectada puede comenzar a descamarse. No obstante, además de la erupción, existen otros síntomas, como inflamación de los ganglios del cuello, dolor de garganta y fiebre superior a los 38 grados, que ayudan a confirmar el diagnóstico. Con antibióticos y reposo, la infección se cura en una semana, pero es posible que pasen varias semanas hasta que las amígdalas y las glándulas inflamadas vuelvan a su estado normal. En un pequeño porcentaje de los casos, la escarlatina puede causar complicaciones renales. CAMBIOS DE HÁBITO Lo cierto es que, como han señalado los expertos, esta infección sigue presente en nuestro hábitat, aunque, gracias a los antibióticos, el número de casos es mucho menor que hace años, pero los cambios de hábitos, como la llegada de los niños a las guarderías, han hecho que la escarlatina cobre nueva fuerza, tanto es así que aunque parezca una enfermedad pasada de moda, lo cierto es que cada año llegan casos a la consultas de los pediatras. Y es que, la forma de contagio es similar a la de cualquier otra patología infecciosa, como compartir cubiertos o alimentos, así como a través de la vía respiratoria, si bien, una vez iniciado el tratamiento, el niño dejará de ser contagioso a partir de las 24 horas y difícilmente transmitirá la bacteria a los adultos. La escarlatina inmuniza de por vida, no tiene vacuna porque se trata de una bacteria y no de un virus y no se considera enfermedad de declaración obligatoria, por lo que su incidencia real se desconoce.





