Airbnb es una plataforma en internet mediante la cual una persona que quiera ofrecer un alojamiento en cualquier parte del mundo, puede hacerlo gratuitamente. También todo viajero que quiera, en un momento u otro, alojarse en los millones de viviendas que allí se ofertan. Es, pues, una web donde se publican anuncios y se reservan alojamientos en 191 países de todo el planeta y en más de 65.000 ciudades. Fue fundada en agosto de 2008 y tiene su sede en San Francisco (California).
Sus cifras de negocio son abrumadoras, pues sus ingresos en España se disparan año tras año. En 2016 alrededor de 5,4 millones de turistas pasaron por alguna de las casas registradas en Airbnb, un 82% más que en 2015.
De algún modo, Airbnb se ha convertido en la primera empresa en el número de camas que oferta, muy por encima de cualquier otra.
Informes en contra Terraferida
Justamente por lo que representa, Airbnb es tomada como ejemplo de todas las plataformas de alquiler de pisos y habitaciones que existen. Y es por ello que entidades como Terraferida, han analizado sus datos de negocio para denunciar el exceso de oferta de alojamiento turístico en Balears.
Informes a favor UIB
Pero Airbnb también cuenta con entusiastas defensores, partidarios de la economía colaborativa, que tratan de desmontar los argumentos en contra de plataformas como Airbnb. Ha sido el caso de un estudio suscrito por dos profesores de la UIB, José Luis Groizard y William Nilsson, que analiza los datos de ocupación e ingresos de la plataforma y contraargumenta, en base a ellos, para desarmar los “mitos” sobre Airbnb y los perjuicios que ocasiona el alquiler vacacional.
Nuevo modelo económico
Lo cierto es que Airbnb representa un emblema a nivel mundial de la economía colaborativa que muchos defienden como una forma de “capitalismo social”. De este modo, al igual que otras plataformas como Uber en el caso del transporte urbano, hay quien piensa que se trata de la evolución normal de negocios tradicionales. Pero su irrupción en el mercado ha causado enormes perturbaciones y la adaptación de la normativa va siempre muy por detrás.
Muchos territorios han decidido sancionar a Airbnb, de modo que su fórmula anárquica de funcionamiento se está transformando paultinamente, a fin de evitar sanciones económicas muy costosas. Es el caso de Barcelona, pero también en Estados Unidos la popular plataforma se ha visto obligada a aceptar cierta regulación.
Uber
Esta misma semana se ha sabido que el abogado general de la Unión Europea ha determinado que Uber es una empresa de transporte, por lo que debe ser sometida a los mismos requisitos, permisos y licencias que los demás.
Las nuevas plataformas han progresado gracias a vacíos jurídicos que poco a poco son ocupados por la legislación, pero al tratarse de realidades sin precedentes hasta el momento, hasta que se ha implementado la normativa, se han beneficiado de la situación. Pero poco a poco los gobiernos nacionales, autonómicos y locales, están poniendo las cosas en su sitio y exigiendo a las plataformas de economía colaborativa, los mismos requisitos que exigen al resto de empresas tradicionales.