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Sinceramente, creo que ya va siendo hora de rendir culto, de homenajear como corresponde a las vocales, o sea a los monoptongos, esos desconocidos sonidos de una lengua natural que se pronuncia con el tracto vocal abierto, no habiendo un aumento de la presión del aire en ningún punto más
Siendo estos tiempos caniculares y apocalípticos, correspondientes al pleno rendimiento del cambio climático, época de bochornos varios, el pueblo suele dedicarlos al reposo y al cultivo del espíritu (y a tocar los huevos jugando con las putas pelotitas en la orilla del mar), me permitirán que les recomiende, de modo
He sido y sigo siendo un gran partidario de la alegría. Creo, sinceramente, que el concepto en el que se basa el sentimiento de la alegría es altamente positivo. Ustedes me dirán: “oiga usted, colega, esto que acaba de escribir es una chorrada más elevada que la negación de la
O, como vulgarmente se conoce la expresión: “ley de vida”. Es más: habitualmente, esta expresión viene acompañada de un rictus algo patético y del clásico verbo “ser” en su forma de tercera persona del singular del presente de indicativo. Total: la gente pone cara de circunstancias y dice: “es ley
¡Que llueva, que llueva, la Virgen de la cueva…!, rezaba la famosa tonadilla en tiempos no tan remotos. Cuando un servidor gozaba de pelo natural sobre el cráneo, la dentadura era inexpugnable y los años no alcanzaban edades grotescas, el pueblo, el vulgo, la plebe, la masa y el populacho
Un vez más, un año tras otro, se ha celebrado en una parte importante de la geografía mediterránea la primera gran fiesta de bienvenida al flamante verano astronómico que rige nuestros destinos astrales: la verbena que precede a la festividad de San Joan. Este acontecimiento lúdico-festivo está repleto de múltiples
Antes la moda, como los bebés, venía de París. Hoy en día, actualmente, las tendencias y las novedades proceden de Silicon Valley, allá en la Zona Sur de la Bahía de San Francisco, en California, USA. Leo la noticia en la prensa inglesa, más concretamente en el periódico “The Guardian”
Hace unos cinco minutos me acabo de enterar por la radio del fallecimiento del magnate italiano Silvio Berlusconi. En la deontología establecida tradicionalmente por la profesión periodística se fija una norma por la cual nunca —o casi nunca—se debe hablar o escribir sobre uno mismo; es decir, no parece correcto
No es que un servidor sea un brillante experto en este deporte de masas pero, ateniéndome a lo visto hasta el momento, opino que vale la pena una seria y profunda reflexión sobre su reglamento con la intención de intentar mejorar su efectividad y, sobre todo, aumentar su nivel de
Desde mi más tierna juventud -que la tuve, sí, en su momento, aunque parezca mentira- he sido un ferviente y leal partícipe de aquello que se viene en denominar como pequeño comercio, representado fielmente por aquellas tiendas en las que se venden productos de todo tipo y condición. En algunas,
Escribo frente a un amplio ventanal que da acceso a una terraza de considerables dimensiones. Llueve; levemente, pero llueve. Mi mirada deambula entre el teclado del ordenador y un exterior repleto de árboles y cielo encapotado, plomizo, más celestial que nunca; observo que una cierta primavera ya en su ecuador,
«Hemos dejado de hacernos mayores: ahora, simplemente, somos mayores», ha dejado escrito Gregorio Morán, periodista y escritor a ratos brillante y a ratos opaco: entre una rendija y un biombo. A las personas plenamente capacitadas para ejercer la vejez con una cierta dignidad y una ristra de años encima, nos