Baleares se ha situado en julio como la comunidad autónoma donde más se encarecieron los alimentos, con una subida interanual del 4 %, muy por encima de la media estatal del 2,7 %, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
La cifra coloca a las islas a la cabeza de España en incremento de precios de la cesta de la compra, seguidas de Castilla y León (3,5 %) y País Vasco (3,3 %).
El alza se nota especialmente en productos básicos como las patatas, cuyo precio en Baleares se disparó un 5,9 %, mientras que en el conjunto del país bajaron un 0,5 %. Este contraste es aún más evidente si se compara con Cantabria, donde cayeron un 9,2 %, o Murcia, con un descenso del 6 %.
El pan, otro alimento de consumo cotidiano, también se encareció en las islas un 2,8 %, frente a caídas de precios en comunidades como Cantabria (-1,9 %), Extremadura (-1 %) o País Vasco (-0,5 %).
En el caso del aceite, tras el desplome generalizado del 35,6 % en toda España después de meses de subidas históricas, en Baleares la caída fue algo más moderada: 30,5 %, casi nueve puntos menos que en Castilla y León (-39,3 %).
Otros productos muestran diferencias más contenidas, pero siempre con Baleares en el lado alto de la tabla. Por ejemplo, las frutas frescas subieron un 5,4 % en las islas, mientras que en Extremadura lo hicieron en un 14,9 %.
Cesta de la compra cada vez más cara
Los datos oficiales constatan que el archipiélago no sólo lidera las subidas de precios en el último año, sino que también está por encima de la media en la mayoría de categorías. Las organizaciones de consumidores ya han advertido de que la insularidad y doble insularidad en el transporte, la dependencia del exterior y la menor competencia en algunos segmentos agravan el impacto inflacionario en los hogares de Baleares.
En conjunto, el IPC bajó en julio en ocho comunidades, se mantuvo en tres y subió en seis. Pero en tasa interanual, Baleares encabeza el ranking con un incremento del 3,5 %, frente al 2,0 % de Murcia, la comunidad con menor subida.
La tendencia apunta a que las familias del archipiélago hacen frente a un encarecimiento sostenido de los productos básicos, con aumentos puntuales muy superiores a la media nacional y pocas señales de contención de precios.