Tras siete meses como director del Museo Nacional de Arte Contemporáneo de Seúl (NMCA), el ibicenco Bartomeu Marí busca abrir conexiones entre el mundo artístico surcoreano y el español. "Aquí en Corea del Sur se conoce a Picasso, Miró o Dalí, y también hubo una exposición importante de Muntadas, pero todavía no existe una autopista ancha y transitada entre los dos países y hay que abrirla", explica a Efe el primer extranjero a cargo del museo de arte contemporáneo más importante del país asiático.
Marí asegura que "a corto-medio plazo hay espacio y capacidad para hacer muchos intercambios y conexiones, tanto a nivel de exposiciones como de residencias de artistas" entre España y Corea del Sur, dos países a los que separan 10.000 kilómetros y quizá aún más distancia en el ámbito del arte.
El filósofo y promotor cultural balear, que cumplió 50 años en abril, comenzó el pasado diciembre su mandato de tres años en el NMCA con la misión de elaborar los programas hasta final de década de este extenso museo fundado en 1969 que cuenta con tres grandes edificios en Seúl y alrededores.
"El programa para este año ya estaba fijado; quiero acabar el de 2017 a finales de junio para presentarlo hasta septiembre, y antes de final de año presentar el de 2018, al menos los grandes proyectos. También programaremos 2019 y 2020 con vistas a tener un cuarto edificio y más espacios de exposición", explica.
"En el programa de 2016 todos los artistas participantes son coreanos, mientras en 2017 y siguientes habrá más artistas internacionales", afirma el director del museo.
De hecho, internacionalizar el museo es uno de los principales objetivos de Marí, que ha llegado a Corea del Sur para hacer historia y "conseguir que el NMCA forme parte de los grandes circuitos de elaboración y presentación de las grandes exposiciones a nivel mundial".
Para ello no solo es necesario traer artistas de fama mundial a Corea del Sur sino también globalizar a los artistas coreanos, o en sus palabras, "no solo que sean conocidos sino que interactúen en el contexto global y se les aprecie más allá de su éxito cuantitativo".
Preguntado por la comparación entre Corea del Sur y Occidente, Marí responde que "el artista contemporáneo coreano es mucho más libre porque no tiene el peso de la historia a su espalda. No tiene un Marcel Duchamp en la conciencia o un Picasso gobernando su imaginario visual".
Según el directo, mientras el creador europeo mantiene una conexión con estas grandes figuras del arte moderno y contemporáneo, el coreano toma como referentes "las subculturas populares o las aceleradas transformaciones del país en los últimos treinta o cuarenta años, como el milagro económico".
Además, reconoce que no ha sido fácil adaptarse al elevado ritmo que impone la sociedad surcoreana en todos los ámbitos.
"El coreano contemporáneo tiene cierta prisa y eso se nota también en una institución como ésta, en la que hay que adecuarse a diferentes velocidades sin comprometer la calidad", observa.
Corea del Sur también es uno de los países punteros en nuevas tecnologías y por ello, opina, "el museo tiene que saber comunicar a través de un ordenador o un smartphone; de lo contrario perderá capacidad de relacionarse con gran parte de su entorno".
En todo caso, Marí concluye que, a pesar de ser un instrumento cada vez más útil, "la pantalla del ordenador o del teléfono nunca se va a convertir en una sala de exposiciones".








