Descubrí el restaurante Béns d’Avall hace casi 20 años, en la boda de mis amigos Ana Maturana y Miki Garro. Fue una boda especial, una boda con vistas, las de la iglesia de Deiá donde se casaron, una pequeña maravilla colgada de una ladera de la Serra de Tramontana mirando al mar; y las del restaurante Béns d’Avall, donde a la contemplación de la costa norte de Mallorca y al Mediterráneo se sumó una propuesta culinaria excelente. El resultado, una de las experiencias más bellas que he tenido la suerte de vivir.
No me acuerdo de muchos de los platos pero sí de cómo empezó la comida. En la mesa, muy bien decorada, había unos jarrones de cristal con piedras grises dentro. No eran piedras, era patató hervido recubierto de una arcilla blanca comestible y ceniza, una idea de Andoni Luís Aduriz, del restaurante Mugaritz, según me confesó Benet Vicens hace unos días, después de mi última, de momento, visita a Béns d’Avall con un grupo de colegas menorquines. Nos dimos un homenaje que recordaremos durante mucho tiempo, un magnífico menú cocinado por el “heredero” Jaume Vicens, alumno aventajado de su padre.
El nacimiento de Béns d’Avall se remonta al año 1971 cuando los padres de Benet, abuelos de Jaume, abrieron un bar en la incipiente urbanización del mismo nombre en la costa norte de Sóller. Hasta entonces habían regentado un bar en Palma, pero las idas y venidas de Sóller por el coll (faltaban muchos años para que se construyera el túnel) se hacían muy pesadas, y poner su bar al otro lado de la Serra fue un gran acierto. El auge del turismo hizo que casi desde el primer momento el negocio fuera viento en popa.
Desde entonces Béns d’Avall ha evolucionado hasta lo que es hoy, para mí uno de los templos de la buena cocina mallorquina y hecha en Mallorca, un imprescindible. Hace tiempo que estaba pensando en escribir sobre este restaurante, y con mi última visita me he dado cuenta de que da tanto de sí que lo haré en dos artículos, y he empezado por los orígenes y por Benet, el referente, que simboliza el tránsito del bar al restaurante reconocido con la Estrella Michelín y los Soles Repsol. La semana que viene continuaré con Jaume, y su magnífico menú degustación.
Este miércoles la casualidad hizo que, en mi primera sesión como miembro del Chefs(in) Club, del que escribiré en más de una ocasión a partir de ahora, el cocinero que pilotó la clase de cocina con cena final fuera Benet. Un lujo, un auténtico placer compartir tres horas con el maestro, demostrando pasión por lo que hace y un amor inmenso a lo que ha sido su oficio y su vida. Nos explicó, con la humildad que le caracteriza, tres elaboraciones en las que la masa era la protagonista, tres platos inspirados en la cocina francesa, y es que Sóller tiene una relación histórica, comercial y social con Francia
Los diez alumnos – comensales, bajo la tutela del cocinero, elaboramos un Crêpe relleno de verduras y picornells, con magret de pato y foie, con una salsa Albufera; un Vol-au-vent relleno de espinacas y piñones, coronado con gambas y acompañado de salsa Americana; un Brioche Suzette, con texturas de naranja, emborrachado con ponche aromatizado, relleno de crema pastelera cítrica, con gajos y tiras de piel de naranja maceradas. Acabamos el evento cenando estos tres magníficos platos, con vinos naturales de Selva Vins, que nos presentó Carlos, su alma mater. Excelente velada!
Ficha:
Dirección: Carretera de Deià, km 56
Teléfono: 971 63 23 81
Web: https://www.bensdavall.com/
Reservas: En la web
Tipo de cocina: Mallorquina - Francesa
Observaciones: Ahora está cerrado, pero a partir del 1 de marzo de 2026 podrás reservar para la nueva temporada





