En estos días leía en la prensa que la policía ha focalizado la nueva campaña anti-prostitución en los clientes, con el slogan 'Pagas por su esclavitud'.
Este slogan me pareció muy apropiado, porque, en mi opinión, focaliza el problema en la fuente que crea el mismo, no en las víctimas, como es habitual hacerlo.
Ocurre igual con todo en nuestra sociedad actual. Nos multan por conducir a más de 120 kilómetros por hora y permiten hacer vehículos que vayan a 220. Culpabilizan al alcohólico o al drogadicto y no acaban con el contrabando o con el alcohol…
Siempre buscamos culpables en las víctimas, y no en la base del problema. Nos focalizamos en señalar con el dedo a ellas, en lugar de ir a la fuente donde comenzó el problema.
¿Cuál es la razón por la que tantos hombres acuden a la prostitución, con la libertad sexual que hay hoy en día?
Antaño la excusa era clara: no se podía hablar abiertamente de sexo con nuestras parejas, no existían terapeutas que nos ayudaran a solucionar nuestros problemas, y buscábamos la tangente para saciar nuestros bajos instintos.
El vicio y la corrupción siempre ha sido parte de nuestra sociedad, y es una asignatura pendiente del ser humano actual. Pero, ¿cuál es la razón por la que cada vez nos enganchamos más y más a estos vicios y no podemos vivir tranquilos?
Está clarísimo que algo anda mal en nuestra sociedad actual y que no estamos haciendo las cosas como tocaría hacerlas, o, de lo contrario, no buscaríamos saciar nuestros apetitos más instintivos desde el lado oscuro de nuestra personalidad.
El nivel de depresión, angustia y tristeza aflora día tras día en nuestra sociedad, y aflora en cada esquina, en los hogares y en las calles, y he de decir que, desde la pandemia, día tras día ha aumentado.
Sé que no es sencillo solucionar un tema de este calibre, porque la prostitución es, como cantaba el gran Sabina, “el oficio más antiguo del mundo”. Pero, ¿qué anda mal en nuestra sociedad para que día tras día tengamos más conflictos con nosotros mismos y los paguemos con los más desfavorecidos o nos arruinemos la vida autosaboteándonos y matándonos lentamente?
¿Dónde radica el problema de la prostitución? Tal vez, habría que analizar las razones de los hombres que acuden a este tipo de prácticas sexuales y preguntarles cuál es la razón por la que lo hacen y qué es lo que ocurre en sus vidas que haga que sea así.
Recuerdo a un cliente, que pasó por mi despacho muchos años atrás, que me contaba que para él era una práctica habitual ir a prostíbulos con sus amigos cuando salían de juerga. Este señor estaba casado y tenía niños pequeños. Ambos formaban un joven matrimonio con planes para el futuro y muchas ganas de mantener una familia estable, pero cada X meses se iba 'de escapada' con los amigos y ni tan siquiera sentía ningún tipo de remordimiento por ello.
Es más, se jartaba de saber que era una práctica habitual entre todos sus amigos y que no ocurría nada por ello.
Este ejemplo es uno de los muchísimos que podría contar, como los contratos que se han firmado por parte de grandes empresas en casas de citas o prostíbulos, donde se regalaban los 'favores de mujeres' a los buenos clientes.
Las personas que se han movido en puestos directivos de alto nivel lo sabían, y no hablo de hace tantos años atrás, ya que era algo que de alguna forma hasta estaba bien visto por la sociedad machista de los años 70, 80 o incluso la actual.
Por tanto, me encanta saber que empezamos a focalizarnos en la raíz de los problemas. Aunque soy muy consciente de que la batalla que hay que lidiar es muy larga y tediosa, me gusta saber que esta sociedad hipócrita, de la que formamos parte, comienza a mirarse el ombligo y va,a la raíz de este, intentado regular un oficio bien antiguo y haciendo que se pueda, incluso, llegado el momento, acabar con esta práctica que día tras día lleva a millones de mujeres a sufrir sus consecuencias.
¡No miremos a otro lado y seamos valientes para confrontar nuestros problemas desde la raíz! Tal vez, así podamos erradicarlos en algún momento de la existencia humana.




