Que me perdonen los “Cerdos” y sobre todo los “Mallorquines”, cuya raza -Porc Negre-aporta sabores inigualables a la sobrasada del mismo nombre, con la que de tarde en tarde untamos la rebanada. A lo que vamos. Los cerdos a los que me refiero, son los gorrinos de Caja Madrid. La piara infecta de la que salió una camada de encantadores de serpientes, que tenían que asegurar nuestros ahorros, y lo que han hecho, ha sido quitarnos las ganas de depositar en ningún sitio, ni ahorros, ni confianza en las personas porque han marchitado nuestra capacidad de creer y de ilusionarnos. Estos sinvergüenzas, delincuentes, ladrones de cuello blanco, han puesto a los pies de los caballos a muchos de nuestros hijos y nietos, que deberán pagar de por vida los desfalcos y fechorías de estos impresentables. A ellos y a los que les auparon, la justicia debería aplicarles un castigo ejemplar, para que, ajustándoles la vara de medir en torno a sus posesiones, devuelvan hasta el último centavo de sus haciendas, que han conseguido hacerse suyas, con el robo institucionalizado, la extorsión y las malas artes bancarias. En este sentido – y según las últimas noticias- parece que la cosa va por buen camino, pero, seguramente, se escaparán del cerco judicial como todos los chorizos y delincuentes.
Hay que seguir mirando en el Cajón de Sastre. Preguntarse ¿Por qué el Sastre es rico cómo tiene este cajón o caja cómo se lo hizo, cómo lo ha ido llenando, cómo se llega y con permiso de “quien”, a ser cerdos negros con tarjeta VIP. No es para aprender a ser gorrino es para corregir y evitar que se repita el expolio.
Este país, con tantos cerdos y estas camadas de gorrinos azules y rojos, no puede encontrar el rumbo porque, cuando la sociedad se lo propone y logra trazar coordenadas justas y el rumbo verdadero, les rompen el compás el GPS o lo que haga falta.. Lo hacen ellos, los de siempre, los cerdos, los gorrinos y delincuentes que como hemos visto, los hay en todas las piaras y en los corrales más regios y delicados.
De una manera u otra, todo esto seguirá sucediendo. Se las saben todas y la colección de disfraces y chaquetas de que disponen en el armario es extenso y variado. Así que, nos dan gato por liebre cuando les viene en gana. Parecen pero no son lo que parecen. Habrá que ir con más cuidado y vigilar de cerca lo que votamos, a quienes ponemos como administradores, ya está bien de que se rían de los votantes como si fuésemos payasos, hay que parar todo esto, hemos de ser protagonistas pasándoles la factura durante todo el tiempo que nos estén representando ,exigiéndoles resultados y el cumplimiento de los deberes sobre los programas que, juntos, debemos defender. Tras la emisión del voto, no hay que dejarles sueltos, porque luego permiten que los jabalíes entren y lo destrocen todo.
Eran 85 cuatro no la usaron, uno de ellos es de Alcoy, pero se ha hecho aquí y, -al parecer-, goza de una gran reputación. Me refiero al SR. Verdú. Este personaje que ahora esta a cubierto en Miami, actuando en una empresa multinacional, estuvo trabajando en otra entidad bancaria en Mallorca antes de ser llamado por Rato. Ahora, tras el escándalo, dice que nunca uso la tarjeta negra de Caja Madrid . Algunos comentarios periodísticos le exhimen al parecer de responsabilidad alguna: “Francisco Verdú nunca quiso tener una tarjeta opaca en Caja Madrid, la guardo en el cajón y ni siquiera llegó a activarla”. Muy bien, honor y gloria para él, pero, no olvidemos, que mientras todo sucedía ,Verdú estaba al lado de su mentor Don Rodrigo. Rato y Blesa a la cabeza de la banda de los 86, estaban usando la “negra” hasta para ir al baño. Así pues que, “algo”vería D. Francisco . No me vale compañeros, que me digan que el poeta Verdú puede irse de rositas. No la uso, pero sabía que la usaban y, de qué forma y de qué manera. Don Francisco también estaba allí calladito al ladito de Rato. Ahora está en Miami claro.