Chinatown

Todas las grandes ciudades poseen una superficie formada por calles y plazas donde se ubican comercios chinos de bajos precios e índole diversa: restaurantes, peluquerías, tiendas de ropa y calzado… Son barrios, distritos o zonas que en Nueva York, La Habana, San Francisco… suelen ser frecuentadas por los turistas porque merecen una visita por su peculiaridad y explosión sensorial de colores, sabores y aromas orientales. Pero yo me pregunto si es acaso Palma una ciudad tan grande como para gozar de un elevado número de semejantes establecimientos agrupados en la plaza del mercado de Pere Garau y sus alrededores.

Llevo más de dos décadas explicando a mis alumnos la riqueza cultural basada en el mestizaje literario en la Edad Media, donde convivían en la Península variedades étnicas como hispanogodos, musulmanes, judíos, mozárabes, muladíes y mudéjares. En la actualidad, la mezcla de culturas es, de nuevo, un hecho: chinos, árabes, senegaleses, latinos…son los transeúntes corrientes que recorren estos parajes. Sin embargo, no sacamos el mejor partido de la combinación entre la cultura occidental y la oriental.

El despliegue comercial amarillo se ha apropiado del barrio al que me refiero y, con la excusa del pago inferior de impuestos, se ha producido un abaratamiento en el alquiler de locales y una degradación de la zona, donde reina la suciedad en sus calles y sus contenedores rebosantes de papel y cartón vomitan sobre el asfalto y las aceras; y algún que otro escupitajo se dispara desde el interior de las tiendas, por no hablar de las bicicletas que circulan por doquier. El lavado de cara se produce los días de mercado pero la limpieza a fondo se desconoce.

Por otra parte, entre otros eventos, el pasado 28 de enero, una multitud de farolillos rojos colgaba de los árboles y de los rótulos de los comercios como símbolo del comienzo del Año Nuevo chino (del gallo). Mientras que en las fechas navideñas, en la mayoría de estas calles, la ornamentación de luces brillaba por su ausencia y ningún acto público, ni siquiera un triste concierto el día de nuestro santo patrón se festeja en este recinto.

En esta época de crisis, mediocridad y subdesarrollo no hace falta preguntarse el motivo por el cual los turistas no visitan esta zona, que no tiene nada de colorista ni de especial que mostrar. Tan solo se trata de comercios atendidos por personas de ojos rasgados que cumplen puntualmente con su trabajo y que han conseguido integrar en esta isla sus costumbres y tradiciones.

No estoy segura si los propietarios e instituciones mallorquinas pretendían crear un gueto gremial o si realmente, la opción era más arriesgada. Lo cierto es que Chinatown se ha instalado en Palma. El año del Gallo simboliza la vitalidad y el ímpetu para avanzar en la vida, así que esperamos con valor, entusiasmo y sobre todo mucha iniciativa, la pronta mejora y rehabilitación de este barrio multirracial y diverso para una óptima convivencia.

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