Según pregonan sus presupuestos y aparente potencial, el Mallorca y el Elche deberían ser a Segunda B lo que son el Barça y el Real Madrid en primera división. Salvo excepciones, como el triunfo del Betis en el Santiago Bernabéu el pasado miércoles, tanto mallorquines como ilicitanos deberían sacar adelante sus partidos con holgura y solvencia. En la presente jornada más difícil lo tiene el Atlético Baleares en su visita al Nuevo Altabix o Martínez Valero, como se le quiera llamar, donde por cierto no han clausurado ninguna de las cuatro gradas del estadio, ya que equivaldría a presentarse en el mismísimo Nou Camp. Por el contrario, la visita del Llagostera-Costa Brava a Son Moix se compararía con el desplazamiento al emporio madridista de un Getafe, un Girona o un Eibar. En ambos casos apostaríamos por el “1” en la quiniela, aunque mucho más evidente en el segundo que en el primero.
Recordemos que tanto los de Vicente Mir como los de Vicente Moreno no pueden permitirse el lujo de limitarse a competir, como sugería Maheta Molango en una de sus ruedas de prensa en pretemporada, tampoco se les puede exigir que arrasen, pero si que ganen en idéntica proporción al ejemplo expuesto en el primer párrafo de este texto sin que eso implique la menor pérdida de respeto hacia el resto de competidores del grupo.
En el otro extremo de la clasificación, el objetivo del Formentera y la Penya Deportiva es otra historia bien diferente. Su simple presencia en la categoría ya es un éxito y, hoy por hoy, no viene al caso pedir más.
