Conjuros de amor y hechizos mágicos

Ordenando estos días los libros que tengo en casa, descubrí que poseo un pequeño librito que podría llegar a ser la solución a todos mis posibles males afectivos o a todos los posibles males afectivos de algunas de las personas que tan amablemente leen esta columna. La obra se llama «Conjuros de amor. Magia ritual para gente enamorada» (Editorial Océano) y su autora es Omaira Beltrán. Para serles del todo sincero, no recuerdo ahora cuándo ni cómo ni por qué decidí comprarla en su momento.

Sea como sea, lo cierto es que se trata de un pequeño volumen muy completo, pues hay en él más de 70 hechizos mágicos «para despertar el amor en la persona amada». Por tanto, en principio parece razonable pensar que, con un poco de suerte, podremos encontrar al menos uno o dos tipos de hechizo con los que llegar a conseguir el afecto que con tanto afán e ilusión solemos en ocasiones buscar. El libro nos da además consejos para iniciarnos en el mundo de la magia, nos explica la importancia de las distintas fases lunares o nos recalca que debemos utilizar las diferentes plantas y esencias siempre en la cantidad exacta, operación que por tanto «nunca se debe hacer a ojo».

Ya en la introducción se nos dice que «el amor no es un asunto fácil». Y sin duda no lo es. O al menos no debe de serlo para quienes en su momento compramos el libro. Omaira también nos recuerda que un elemento esencial en la práctica de los rituales amorosos son las velas, pues sin ellas parece claro que cualquier posible hechizo que podamos intentar hacer se encontraría casi inevitablemente condenado al fracaso. Otros elementos igualmente importantes suelen ser los cordones, las cintas, las telas o los pañuelos, a poder ser de color rojo, así como diferentes alimentos, incluidos por supuesto los dientes de ajo o distintos tipos de aceites. No debemos olvidarnos tampoco de los lápices de cera, varios pequeños imanes, alguna fotografía de la persona amada y también trozos de papel, normalmente de color blanco.

Otro gran acierto del libro es que nos describe los distintos tipos de hechizos que existen en estos casos, que serían para capturar un amor, para conservarlo, para ser irresistibles, para atraer las buenas energías o para vivir momentos de sexo y pasión. Además, se nos da un consejo muy importante si hemos decidido invitar finalmente a cenar a casa a la persona amada: «No compres comida hecha, cocina tú, aunque sea un plato sencillo, y agrégale mucho amor». Ese sería quizás el único punto irrealizable para algunos de nosotros, incluido yo mismo, pues en mi caso ni siquiera el mejor de los hechizos previos podría ayudar a enamorar a alguien que probase una comida hecha por mí. De ahí que crea que siempre suele ser mucho mejor ir a cenar a un buen restaurante, en el que, a poder ser, haya también velas, cintas y dientes de ajo, claro.

Si finalmente tuviera éxito con alguno de los hechizos que pueda llegar a preparar gracias a «Conjuros de amor. Magia ritual para gente enamorada», ya se lo haría saber a todos ustedes, aunque creo que para el primer ritual esperaré a que sea luna llena. El motivo es que ese era siempre el momento en que duendes, hadas y hechiceras se reunían para intentar despertar, con sus hechizos y sortilegios, la pasión irrefrenable del ser que amaban.

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