Hay que aplaudir la celeridad con la que en esta ocasión el Ayuntamiento de Palma se ha puesto manos a la obra con el asunto de la excursión etílica que tuvo lugar durante la tarde del viernes pasado en primera línea de s’Arenal, cerca de la calle del Jamón. Este martes desde Cort se informó de la intención de abrir un expediente sancionador a las empresas organizadoras del macrobotellón en la vía pública, manifestando que no se permitirá ninguna actividad o evento que altere el orden público o promueva actitudes incívicas. Esta firmeza es la que se espera de la autoridad municipal si realmente quiere merecer tal consideración.
No se puede consentir que los turistas hagan en Mallorca lo que no se les ocurriría jamás hacer en sus países de origen
Por si cupiera alguna duda de la necesidad de actuar con contundencia si se quiere poner fin al desmadre y la degradación de la convivencia que inevitablemente trae aparejado, ya se anuncia una segunda edición de la excursión etílica para el próximo domingo a partir de las 12 hora: la Mallorca Ballermann-Polonaise.
El alcalde José Hila es consciente de la situación y de la problemática que generan este tipo de eventos. Por ello, ha advertido a los organizadores de que “habrá consecuencias” y les ha instado a cesar en su actividad, con una gravedad que hay que valorar positivamente.
No se puede consentir que los turistas hagan en Mallorca lo que no se les ocurriría jamás hacer en sus países de origen. Aquí hay normas que cumplir y unas formas que guardar. Los empresarios que organizan las excursiones etílicas pueden actuar en el interior de sus locales como les plazca, siempre de acuerdo a la Ley, pero en la vía pública no pueden hacer lo que les dé la gana. El Ayuntamiento debe dejar esto bien claro en cuantas actuaciones emprenda para restablecer el orden y la convivencia.



