Siempre he creído que la vida, la vida de cada uno de nosotros, tiene un sentido, incluso en los peores momentos que hayamos podido vivir. Personalmente, pienso que somos nosotros quienes le damos o le podemos dar sentido a la vida con nuestra forma de ser y de actuar. Aun así, también he respetado siempre la opinión de quienes creen o piensan que esto no sería de ese modo.
Si fuera posible, deberíamos de intentar dar siempre lo mejor de nosotros mismos cada día, para, muy humildemente, intentar que cuando un día nos vayamos, el mundo sea un poquito mejor de lo que era cuando de forma imprevista e inesperada llegamos a él. Hay muchas personas que han conseguido ese objetivo, y sabemos que ha sido así sólo con repasar los grandes nombres que han pasado a la historia de la ciencia, la política, el pensamiento o el arte, pero ha habido también a lo largo de la historia millones de personas, la mayor parte de ellas anónimas, que han mejorado el mundo de una manera constatable y evidente. Ahora está ocurriendo con más intensidad de nuevo así.
A veces, cuando hablamos con algunos familiares o con algunas personas amigas, descubrimos como sin querer que en algún momento de su existencia, tal vez pasado o quizás aún reciente, alguien les ayudó de forma desinteresada, tal vez un maestro o una maestra en la infancia o en la adolescencia, un compañero o una compañera de trabajo en un momento de especial dificultad, o simplemente una persona anónima o conocida que les dio un consejo o que les ofreció un poco de afecto o de comprensión cuando más lo necesitaban.
Cada persona que actúa así, dando lo mejor de sí misma, nos pasa el testigo de su bondad y de su buen hacer, que nosotros deberíamos de preservar y de pasar luego a su vez a la mayor parte de personas que tengamos a nuestro alrededor, y así sucesivamente. La vida, nuestra vida, es siempre extremadamente frágil, aunque a veces lo olvidemos o no seamos del todo conscientes de ello, pero si cada día intentamos dar lo mejor de nosotros mismos a los demás, creo que le habremos dado a la vida su mejor sentido, el de compartir, el de aprender, el de ayudar, el de amar.