Desde Rusia con dolor

Esta semana se ha presentado una propuesta de ley en Rusia que castigará las demostraciones de afecto entre hombres homosexuales (que no en mujeres) y prohibirá las salidas públicas del armario so pena de cárcel. A estas alturas de la película ya no nos sorprenden las noticias homófobas que llegan desde la antigua URSS pero no deja de ser algo preocupante por la importancia de Rusia, su influencia en las repúblicas ex soviéticas y su proximidad a la vieja Europa, una Europa tan gay y echada a perder según Putin, uno de los mayores sinvergüenzas y pseudo dictadores que como tiene mucho petroleo y gas tan importante para la subsistencia de una Europa dependiente, humillada y vendida que se arrastra a cambio de tan básicos recursos naturales que bien valen la vida de millones de europeos al fin y al cabo. El boicot a Rusia debería ser aún mucho mayor y partir de los propios gays y lesbianas que aún viajan a Rusia haciendo turismo como si la cosa no fuera con ellos. Es curioso como hay algunos que en España se escandalizan porque hay gays y lesbianas que votan al PP mientras viajan a países donde la homosexualidad está perseguida con cárcel, castigos físicos o pena de muerte.

Viajar a países donde la homofobia está institucionalizada y fomentada por leyes represivas debería ser motivo suficiente para que tanto turistas LGTBI como familiares, amigos, simpatizantes y gente de bien debería de tener en cuenta para no potenciar ni apoyar de alguna manera a estos gobiernos que se saltan a la torera el respeto por los Derechos Humanos más básicos. Basta con leer las noticias, ver informes de Amnistía Internacional o darse una vuelta por la Red para saber que Rusia, Dubai, muchos países de África, Asia o el Caribe son países donde el simple hecho de ser gay o lesbiana es un delito y que a pesar de que muchas veces hacen la vista gorda con los turistas la ley es cruel e implacable con sus conciudadanos. A la hora de elegir destino turístico hay que hacerlo con conciencia, sin excusa y sin hacer la vista gorda. Ya que ni la UE ni la ONU ni nadie va a hacer nada en favor de los habitantes LGTBI de estos países está en nuestras manos boicotear a estos países sin visitarlos, sin comprar productos y sin favorecer a sus gobiernos homófobos, represivos y asesinos

En el sentido contrario camina China, muy lentamente pero de manera inexorable. Un tribunal chino ha aceptado por vez primera la demanda de una pareja gay que ha solicitado casarse. Esto ha sido considerado un gran paso por los colectivos LGTBI chinos que ven como poco a poco la apertura económica da paso a la apertura social. Mientras en las grandes ciudades como Shangai, Beijing o Hong Kong ya hace años que hay asociaciones, locales de ambiente y saunas masculinas en la mayor parte del gigante asiático la homosexualidad sigue siendo tabú y está mal vista e incluso perseguida. Por si fuera poco esta misma semana los diarios económicos informaban de que una empresa tecnológica china ha comprado el 60% de Grindr, la mayor red social de contactos y encuentros entre hombres gays. Hay que ver que caminos tan dispares han tomado los países que formaron el bloque comunista en el siglo XX.

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