"Bueno, la verdad que si” o “vamos a darlo todo”, ya forman parte del rosario de tópicos que invaden el mundo del fútbol, fomentado no solo por futbolistas y entrenadores o directivos, sino por locutores, comentaristas e informadores varios. Cuando algún entrevistado se sale del guión adquiere un inmediato protagonismo. “da buenos titulares”, como si el responsable de resumirlos nunca fuera el entrevistador.
He escuchado a un jugador cuyo equipo acaba de ganar por cuatro a cero preguntarle si está satisfecho con el resultado. ¡Va a decir que no!. “No, mire usted, es que queríamos meter ocho”. Y también he v visto no articular palabra a un tipo al que, a la salida del funeral de un ser querido, le han espetado: “Triste ¿no?”. Por no salirnos del fútbol recuerdo al colega que siempre llegaba tarde a las comparecencias de los técnicos post partido y después de que uno u otro, fuera local o visitante, ya hubiera expuesto su parecer, el hombre, micrófono en ristre, inquiría: “¿su opinión del encuentro?”. Porque otro asunto a considerar es la desaparición de un elemento fundamental de toda entrevista: la réplica. Aqui todo el mundo suelta lo primero que se le ocurre y todo vale, ¡patada a seguir!.
De las declaraciones que uno lee, escucha o ve a diario había pensado en confeccionar un diccionario de tópicos. No podría juntar uno solo salido de la boca de Luis Aragonés, Di Stéfano o Helenio Herrera. Porque no porque no les formularan cuestiones obvias o tontas, sino porque sus respuestas casi siempre eran inteligentes. Preguntar nuca es malo si se acompaña del deseo de aprender, lo lamentable es abrir interrogantes convencido de que quien los plantea conoce la respuesta mejor que el protagonista.






